Itongadol/AJN.- “En la primera reunión que tuvimos con (el fallecido Alberto) Nisman después de hacerse cargo de la Unidad AMIA (en 2005) nos dijo que debíamos saber que en la Fiscalía ‘corrían’ sobres”, en referencia a presuntos pagos ilegales a sus ex colegas Eamon Mullen y José Barbaccia, “y mantuve distancia con él porque era traidor y cómplice” al supuestamente haberles revelado un delito que nunca denunció, sorprendió hoy, jueves, Olga Degtiar, la madre de Cristian, una de las 85 víctimas del atentado a la AMIA, en el juicio oral y público por encubrimiento de sus autores o cómplices.
Después de cinco años de flujo informativo, los familiares de la Asociación 18J comenzaron a salir de sus reuniones “sin respuestas y vacíos de contenido”, especialmente de la última, que habría sido a fines de 2013, cuando les habría reconocido que tenía un entrecruzamiento de llamadas telefónicas entre Telleldín y el entonces agregado cultural iraní, Mohsen Rabbani, imputado como autor intelectual del atentado, pero que no lo incorporaba al expediente a la espera del “momento político oportuno”, explicó.
La semana pasada, Sergio Burstein había declarado que ese material lo tenía “un sector de la SIDE” y no el propio Nisman.
En cambio, coincidieron en que forzaron a su abogado en el juicio anterior, Julio Federik -“el único que no nos engañó”, según la testigo-, a acusar a los ex policías bonaerenses pese a sus reparos y en la versión de que el actual letrado de la AMIA y la DAIA, Miguel Bronfman, habría reconocido que “todos sabían del pago”, pero ellos no lo escucharon ni recuerdan quién se los contó.
“Nisman era verborrágico y nos envolvía con saraza”, pero “los familiares salimos impactados” por esa noticia, aunque respetaron su voluntad de aguardar, sintetizó la mamá de Cristian, que fue especialmente dura con los ex procuradores, a quienes visitaban casi todas las semanas y éstos se mostraban “muy cordiales”, e incluso les preguntó retóricamente: “¿qué sienten al verme acá, declarando sobre todo el daño que nos hicieron?”.
Otra de las fuertes revelaciones de Degtiar fue que al día siguiente del comienzo del juicio, el viernes 7 de agosto pasado, el secretario general de la AMIA, Mario Sobol, le admitió que el ex presidente de la DAIA Rubén Beraja les había contado a los dirigentes de ambas instituciones acerca del pago de 400.000 dólares de fondos reservados de la entonces Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) a Carlos Telleldín, el último poseedor conocido de la camioneta-bomba Trafic, para que acusara -se presume que falsamente- a policías bonaerenses, si bien no pudo precisar cuándo ello habría ocurrido.
Relató que se encontraron en una sinagoga y que el directivo también le profetizó que este juicio a nada llegaría.
Asimismo, la testigo contó sus experiencias y vínculos con el destituido juez Juan José Galeano, los dirigentes comunitarios y el comisario retirado Jorge Palacios y demás autoridades, políticos, funcionarios, policías y espías, con el ex presidente Carlos Menem a la cabeza.
A los ex magistrado y fiscales “los veía como a dioses”, pero “a lo largo del tiempo nos dimos cuenta de que nos habían vendido ‘espejitos de colores’”, resumió.
Degtiar también recordó ese nefasto 18 de julio de 1994 y los días subsiguientes, así como el devenir de la investigación, con sus idas y vueltas, desvíos y encubrimientos, y se quejó de que Galeano, Mullen, Barbaccia, los dirigentes comunitarios y sus abogados les negaran la existencia del pago cuando está segura de que lo sabían, sobre todo por “la estrecha relación de Beraja y (su entonces letrada, Marta) Nercellas con Galeano”.
Además, el vínculo entre el entonces presidente de la DAIA y Menem “era público”, al igual que el de este último con el embajador de Israel, Itzjak Avirán, memoró.
La mamá de Cristian relató dos quiebres entre los familiares y las instituciones judías: tras el acto de 1997, luego del cual los titulares de ambas, Beraja y Oscar Hansman, “fueron a pedirle disculpas a Menem” por la “obsecuencia” del primero, a raíz del fuerte discurso acusatorio de los deudos, y luego de la disputa pública en el homenaje de 2011, que motivó que le prohibieran hablar al año siguiente.
Por otra parte, “nada me importa de Telleldín: era un delincuente ahora devenido abogado”, lo descalificó ante una pregunta de la defensa de los ex fiscales.
Su esposo, Juan Degtiar, finalmente no compareció, ya que su testimonio fue desistido a último momento por las querellas de 18J y el Ministerio de Justicia, que lo habían pedido.
Ésta fue la última y breve audiencia en el gobierno kirchnerista, que tanta importancia le adjudica a este juicio, a riesgo de politizarlo, antes del recambio presidencial del próximo jueves, cuando declaren Graciela y Yaco Furman, del mismo grupo de familiares.
“Fuimos recibidos por la Presidenta (saliente, Cristina Fernández de Kirchner) y supongo que otros familiares también, pero teníamos conversaciones desde que era senadora y estaba en la Comisión Bicameral (de Seguimiento de las Investigaciones de los Atentados a la Embajada de Israel y la AMIA); siempre mostró mucho interés y sentimos su apoyo en la ONU, donde internacionalizó el reclamo a Irán” para que entregue a sus ciudadanos imputados, la homenajeó Degtiar.