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Itongadol/AJN.- El nuevo presidente de la Comunidad Judía de Chile, León Cohen (foto), conversó con la Agencia Judía de Noticias (AJN) sobre la situación en su país y la región, en el marco de los festejos por el 10° aniversario del Instituto Latino y Latinoamericano del American Jewish Committee.
¿Cómo ha vivido la presencia de Chile en los 10 años del Instituto Latino y Latinoamericano del American Jewish Committee?
Llevo apenas cinco meses (en el cargo) y ha sido una experiencia muy potente, destacando la posibilidad de conectarme con judíos del resto de la comunidad latinoamericana, los Estados Unidos y todo el mundo porque te da nuevas visiones y herramientas. Cada uno vive sumergido en sus problemas y creo que es fantástico que tengamos la oportunidad de juntarnos para ver en qué podemos hacer mejor nuestro trabajo. Al final del día, las temáticas que enfrentamos y las herramientas que usamos son muy parecidas. Si enfrentamos problemas globales, debemos buscar soluciones globales, y siempre se puede… En Chile las cosas son difíciles, pero para nosotros nunca han sido fáciles.
¿Cómo está la relación de la comunidad judía con el gobierno?
En general es buena, salvo cosas muy puntuales que pensamos que hay espacio para mejorar. Hay cosas que fueron preocupantes; por ejemplo, encontramos injusto que el año pasado haya llamado a consultas al embajador deChile en Israel en la crisis con los palestinos. Pensamos que no correspondía, que fue una medida apresurada. La Presidenta (Michelle Bachelet) estuvo con su gabinete, en septiembre, en un acto que es muy importante para nosotros, la Tefilá por Chile, donde los judíos agradecen por todo lo bueno que nos da nuestro país.
Chile sufrió un atentado el año pasado…
Ese mismo día, a las 16 (hs) en el Metro. Ésa fue una de las injusticias de la vida porque el terror en Chile también es un tema. Hemos visto cómo en la región sur del país, por causas que pueden ser justas o injustas, el clima de violencia ha sido terrible con el pueblo mapuche. Independientemente de las razones que puedan tener, claramente el terror a nadie le hace bien. La Presidenta mostró una mano muy firme en nuestro país y nos gustaría que eso sirva de base para que entienda que es muy difícil combatir el terrorismo. Desgraciadamente hay que hacer cosas que a nadie le gustan, pero la primera responsabilidad de un gobernante es proteger a su pueblo.
¿Cómo está la comunidad judía de Chile?
Mi padre siempre decía que dentro del barro hay una flor… Aunque pasen cosas muy malas, siempre hay aspectos positivos. Creo que el momento de la comunidad judeochilena en julio y agosto del año pasado ha sido el peor, al menos que tenga memoria, y eso tuvo como efecto positivo que nos dejó la clara consciencia a todos nosotros de que éramos parte de un mismo barco y que la suerte de cada uno estaba atada a la del otro. Eso provocó una reacción muy linda: que mucha gente se acercó a decir “aquí estamos, queremos ayudar”. Esto fue después de las manifestaciones tremendamente virulentas que tuvimos contra Israel y que derivaban en manifestaciones contra los judíos. Leer pancartas que decían “judíos asesinos” en una concentración frente a la Embajada de Israel, que estuviera gente con símbolos nazis, con insultos, con el temor de nuestra gente de ir al centro de la ciudad usando kipá… Con “funas” -como los “piqueteros” argentinos-, que son grupos muy pequeños, pero tremendamente agresivos que interrumpen con megáfono en forma muy violenta cualquier acto cultural o académico que tenga que ver con Israel… Recuerdo que fue “funado” un técnico israelí en una conferencia en la B’Nai B’Rith a la que concurrió, más que nada, gente mayor, en general de 80 años, que a la salida se enfrentó a ese grupo. Para ellos fue algo dramático: revivir la Alemania que dejaron de niños en el ’38. Eso no puede ocurrir y ha motivado que la gente de la comunidad, que siempre ha sido participativa y se preocupa por nuestra kehilá, quizás ahora su grado de compromiso se ha aventado radicalmente.
¿Tienen un canal de comunicación con el gobierno para reclamar cuando hay problemas así?
Sí, absolutamente. En Chile, la seguridad interna está a cargo de la Subsecretaría de Interior y nuestras relaciones son excelentes: tanto su titular como el ministro siempre han dado muestras de mucha preocupación por este tipo de actos. De hecho, con motivo de protestas organizadas frente a la Embajada de Israel en octubre les hicimos saber nuestra preocupación y nos manifestaron que estaban al tanto y que nos quedáramos tranquilos porque iba a haber seguridad y control.
¿Qué pasa con los palestinos en Chile, de lo cual tanto se escucha en el exterior?
Es una lástima porque, desde siempre, las relaciones que tenemos con los miembros de la comunidad palestina son excelentes a nivel personal, comercial, académico… Incluso diría que tenemos muchas similitudes con el inmigrante palestino; sin embargo, hemos visto con mucha preocupación que, especialmente, la juventud y algunos elementos muy radicales han adoptado un discurso muy virulento que en nada contribuye a la coexistencia y la paz.
¿Esto es nuevo?
Diría que ha ido aumentando con los años… Es nuevo si uno lo mira a lo largo del tiempo, pero quizás en la última década es un fenómeno que ha sido creciente y muy preocupante porque somos todos chilenos y lo único que podríamos hacer proactivamente para aportar a la solución del conflicto es propuestas y generar confianza, y lo último es promover en nuestro país un clima de desconfianza y confrontación que a nada conduce. Por lo pronto, nada avanzamos en la paz de Medio Oriente y lo único que hace es enturbiar las relaciones que tenemos en Chile.
¿Cómo ve a las comunidades judías de Latinoamérica?
Si bien tenemos similitudes como comunidades judías, obviamente cada cual opera en un entorno distinto. A diferencia de lo que ocurre en Venezuela, en Chile impera el Estado de Derecho y eso nos da una tranquilidad absoluta. Creo que a todos nos preocupa lo que pasa en Venezuela y que hay conciencia de los problemas y de que el mundo cambió y no se pueden usar las herramientas tradicionales. Tenemos que ser muy creativos para entender cómo usar las nuevas tecnologías y realidades para combatir nuestros problemas tradicionales -antisemitismo, antisionismo y ahora el BDS (por el movimiento global Boicot, Desinversión y Sanciones)- y, muy importante, para ser un factor que enriquezca la vida de nuestros países tanto desde el punto de vista de los valores -la coexistencia, el respeto al otro y la diversidad- como del económico, aportando al desarrollo con lo mucho que Israel puede entregar con nosotros sirviendo de puente.
¿Cómo funciona el BDS en Chile?
Está siendo cada vez más difícil. Hace una semanas, el embajador (Rafael) Eldad sufrió una manifestación muy violenta de estudiantes que no querían que hablara en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y, al final, fue declarado por ellos persona non grata por ser israelí. Pero lo bueno de todo eso fue que la comunidad universitaria reaccionó y le envió una carta al decano, firmada por cerca de 500 personas -muchas no judías, incluida gente notable en nuestro país-, defendiendo la libertad de expresión, y la reacción de éste estuvo a la altura de las circunstancias: condenó los hechos de violencia y llamó a reflexionar. Obviamente que cualquier persona puede criticar a Israel mientras lo haga siguiendo el estándar: sin demonizar ni deslegitimar.
¿Cuántas personas integran la comunidad judía de Chile?
Es difícil responderlo, pero las mejores estimaciones hablan de unas 20.000 personas activas. Pensamos que hay un número similar de judíos o gente con esa ascendencia que no está presente y a la cual nos encantaría conectarla.
¿Cómo llega a la presidencia de la Comunidad Judía de Chile?
Mi experiencia comunitaria es en B’Nai B’Rith desde el ’87. Fui presidente del Distrito XXVII, que incluye Chile, Perú y Bolivia, de 2002 a 2004, y actualmente tengo un cargo muy honorífico, que es el de presidente del BBLA, de Latinoamérica, gracias a lo cual tengo una extensa red de hermanos y amigos en toda la región. Creo que todo lo que aprendí me ha servido mucho para desempeñar este cargo.