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Itongadol/AJN.- Por Ron ben Yshai (Ynet). Los ataques terroristas del islamismo radical contra Occidente no son una cuestión exclusiva de Daesh. Al Qaeda se unió al ataque por una cuestión de competencia: los hombres de Al Qaeda temen que si dejan la escena sólo a Daesh, perderán militantes y dinero, y finalmente, desaparecerán del mapa.
Por ello el movimiento al Morabitun llevó a cabo el ataque con rehenes en Mali, en el que murieron más de 20 ciudadanos occidentales, entre ellos el israelí Shmuel Ben Hilel. Esta competencia entre las dos organizaciones requiere especial atención porque, a consecuencia de ella, las civilizaciones y países que operan en el espíritu de Occidente se enfrentan a dos grupos terroristas que tienen gran cantidad de recursos, decenas de miles de combatientes y acumularon experiencia en atentados terroristas contra centros poblacionales y símbolos de Occidente.
También es importante tener en cuenta que en este caso no se trata de los movimientos principales sino de organizaciones afiliadas a ellos. Como por ejemplo Wilayat Sina, que actúa en nombre de Daesh en la Península del Sinaí (antes se llamaba Ansar Beit el Maqdis) y al Morabitun, que activa desde hace años en África.
La diferencia entre Daesh, al Qaeda y las organizaciones afiliadas no está en la esencia. En los dos campamentos quieren establecer el califato, que se rija por la Sharía. Pero Daesh quiere ese califato aquí y ahora, y al Qaeda está dispuesto a esperar a que sean derrocados los regímenes árabes-musulmanes.
Daesh mata musulmanes, cristianos y personas de todas las religiones idólatras en forma indiscriminada. Pero al Qaeda excluye a los musulmanes sunitas. Ayman al-Zawahiri, líder de Al-Qaeda, exige a sus seguidores que eviten posibles daños a los musulmanes sunitas para no enemistar a la población a la que quieren finalmente controlar.
Los ataques de Daesh en Occidente, donde muchos musulmanes fueron asesinados,van en contra de las estrategias y tácticas adoptadas por al-Qaeda. Ésa es la razón por la cual los terroristas de Mali liberaron a todo aquel que podía recitar versos del Corán. Con Daesh no habrían recibido tales beneficios. Daesh actúa en base al principio según el cual quien no está con ellos es el enemigo y, por tanto, se lo puede matar.
Otra característica de los ataques terroristas globales actuales del Islamismo radical es que la iniciativa, sus autores intelectuales y materiales están institucionalizados. En el pasado, se trataba generalmente de fanáticos musulmanes instigados, inspirados y entrenados por Daesh en Siria o al Qaeda en Yemen, pero actuaban en forma espontánea, por iniciativa propia y con los medios con que contaban.
El hecho de que los ataques actuales sean iniciativa de organizaciones es una buena noticia, hasta cierto punto. Esto se debe a que es más fácil identificar, rastrear y frustrar las actividades de las organizaciones institucionalizadas que las de individuos espontáneos o semi-espontáneos y grupos pequeños.
En los actos de terrorismo organizado hay muchos colaboradores y cómplices (fabricantes de explosivos en laboratorios caseros, quienes alquilan autos y viviendas donde esconderse), que deben coordinar y comunicarse entre sí. Un objetivo casi ideal para la recolección de información de inteligencia e incluso para ejecuciones de terroristas, siempre y cuando haya coordinación y cooperación entre las civilizaciones occidentales.
El terrorismo islámico radical es global. Golpea donde puede y donde quiera que encuentre un punto débil, en cualquier lugar del planeta. Por lo tanto, debe llevarse a cabo una acción conjunta coordinada en todo el mundo. ¿Ya he mencionado la Tercera Guerra Mundial?