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El rabino Daniel Dolinsky, representante de Rosario, es el nuevo presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana

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Itongadol.- El rabino Daniel Dolinsky de la Kehilá de ciudad argentina de Rosario asumió el cargo el pasado miércoles 3 de diciembre durante un “emotivo acto” celebrado en el templo del Centro Unión Israelita de Córdoba (foto), en reemplazo del rabino Marcelo Polakoff, quien pertenece a esa Kehilá.

El nuevo presidente mantendrá su mandato por los próximos dos años, pero no estará solo, sino que desempeñará sus tareas en compañía de la directora ejecutiva de la Asamblea y de una mesa ejecutiva compuesta por cuatro miembros en representación de las comunidades de Chile, Brasil, Colombia y Argentina, a fin de abarcar con mayor fuerza “la realidad de la preocupación latinoamericana”, según apuntó Dolinksy a la Agencia Judía de Noticias (AJN).

P- ¿Con qué escenario latinoamericano se encuentra en su asunción y qué desafíos presenta?

DD- El desafío es tratar de construir en pro del pueblo judío, tratar de aportar desde la mirada masortí, que representamos como colegiatura de rabinos y tratar de preocuparnos por que todo el judaísmo latinoamericano pueda consolidarse como proyecto del judaísmo masortí. Obviamente que interactuaremos con todos los factores de la vida judía, tanto con los que piensan como nosotros como con los que no piensan como nosotros. Es importante también el hecho que el presidente de la Asamblea Rabínica sigue estando en la Argentina y es de una comunidad del Interior para lograr una continuidad de lo que se venía haciendo.

P- En ese sentido, ¿qué cree que puede aportarle a la comunidad judeoargentina?

DD- Tanto el presidente saliente como yo vivimos en la Argentina, nuestra idea es sumar y construir, tratar de hacer del judaísmo argentino un judaísmo palpitante, que sea significativo para la gente, fortalecer a las comunidades, fortalecer el rol rabínico. Sabemos que hay otros movimientos religiosos y sociales actores de la vida judía, políticos, y nuestra idea es siempre dialogar y ver cómo podemos construir entre todos, pero sin renunciar a lo que creemos, a lo que pensamos y a lo que nos da un sentido de pertenencia comunitaria.

P- Habló un poco de los objetivos, ¿cuáles cree que son las prioridades a corto plazo?

DD- Estamos planteando fortalecer el espíritu y cuerpo de la Asamblea Rabínica y discutir sobre los temas trascendentes en este momento que tiene que ver con los nuevos desafíos, los nuevos paradigmas de este siglo XXI, a esta altura de la historia del judaísmo: cómo nos vemos como judíos, cómo vemos al judaísmo tratando de resignificar nuestra pertenencia al pueblo judío.

P- ¿Cómo ve la situación de la vida judía no ortodoxa en la Argentina?

DD- Tengo la posibilidad de tratar con una comunidad donde hay diversas miradas, como lo logramos en la comunidad de Rosario. Lo más importante acá es que todas las personas nos respetemos en nuestras miradas y aprendamos a aceptar que haya otros que son diferentes, que tienen ideas diferentes, y acá viene justamente la idea del mundo no ortodoxo en la Argentina, que es un mundo muy importante, mayoritario, que está muy aferrado a una mirada tradicional de la comunidad y lo comunitario. Justamente es parte del pluralismo el reconocimiento conjunto de una realidad que obviamente siempre es mejorable.

P- ¿Y desde su tarea cómo podría mejorar?

DD- Nuestro judaísmo argentino creo que ha pasado por múltiples procesos, múltiples etapas y hoy estuvimos charlando cómo incorporamos, cómo permitimos, con qué condiciones y con qué trabajo a aquellos que se suman al pueblo judío; cómo trabajamos con aquellos que están dentro de las comunidades; cómo trabajamos con aquellos que no están institucionalizados y se definen como judíos; cómo trabajamos con aquellos que se han alejado de la vida judía y nos interesa que retornen a nuestra identidad judía; cómo fortalecemos las instituciones; cómo fortalecemos los roles de los dirigentes; cuánto tiempo dedicamos a educación, estudio; cuánto valoramos la propia educación judía. Creo que no es un objetivo, sino que hay múltiples tareas que se deberían desarrollar.

P- En ese sentido, ¿hay un crecimiento de la población no ortodoxa?

DD- Todo eso depende de dónde te pares a mirarlo y quién te lo diga. No es una cuestión de cantidad, sino que tenemos que respetar a la gente que toma determinadas decisiones y cada uno tener un fuerte compromiso con esa identidad. Cuando me preguntás si hay más o menos ortodoxos, si la ortodoxia crece o decrece, es un error construir en función de cantidad, como si lo importante fuera quién tiene más número. Creo que a pesar de que la población no ortodoxa es mayoritaria, no debería ser ése el eje de la discusión. El tema es cuál es el contenido, qué práctica, qué valores, qué ética, qué educación, con qué trasmisiones, qué instituciones tenemos dentro de lo que sería la vida no ortodoxa en la Argentina en general. O sea, ¿cuáles son los ejes rectores de nuestros principios judaicos? Esto debería pasar también con la ortodoxia, que a veces se dedica a descalificar o lo que fuera, en decir lo que no somos. Creo que es hora de que cada uno empiece a decir lo que sí somos. Lo que somos, somos. Tengo que respetar lo que el otro define como su ser y espero de los demás que también respeten lo que decimos, que yo pueda definir nuestro ser.

P- ¿Hasta cuándo se extiende su mandato?

DD- Son dos años, y tenemos una Mesa Ejecutiva. No hay un cargo de un presidente solitario, no creemos en la idea de un salvador o un jefe, sino que tenemos una estructura de un Ejecutivo formado por cinco miembros que interactuamos. Obviamente hay un presidente pero hay un Ejecutivo de la Asamblea Rabínica que trabaja codo a codo, y tenemos representantes de Chile, Brasil, Colombia y Buenos Aires, y con eso lo que intentamos es tener un Ejecutivo que nos plantee la realidad de la preocupación latinoamericana, no la regionalización sino la subregionalización de la regionalización latinoamericana; quien está en Colombia trabaja con la zona norte del continente, quien está en Chile trabaja con lo que ocurre en Chile particularmente; el que está en Brasil trabaja con todo lo que está en Brasil; el que está en Buenos Aires trabaja con toda la realidad de Buenos Aires y Argentina; y el presidente es un poco fluctuante, puede trabajar con todos, pero en este caso está en Argentina y por lo tanto le va a poner una impronta más fuerte para ver cómo podemos contribuir a un mejor andar de la vida judía en la Argentina.

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