Hace tiempo que la representación política de la comunidad judía, la DAIA, no es recibida en despachos oficiales para tratar la marcha de las investigaciones del atentado a la AMIA. Los motivos serían los cortocircuitos de su conducción con el presidente Néstor Kirchner y su esposa, Cristina Fernández. El viernes, la comisión directiva de la DAIA decidió forzar al Gobierno a retomar el contacto y pedirá una reunión con el ministro de Justicia, Horacio Rosatti, para hacerle una serie de planteos sobre la etapa que se abre a partir de la absolución de los únicos cinco imputados en la causa.
Rosatti tiene a su cargo la Unidad Especial de Investigaciones de la masacre a la mutual judía, que dirige Alejandro Rúa. La DAIA, comandada por su vicepresidente, Jorge Kirszenbaum (el presidente, Gilbert Lewi, tomó licencia por divergencias internas), quiere conocer de primera mano las nuevas pistas que está siguiendo el equipo de Rúa y, de paso, pedirle al ministro que les explique por qué en sus recientes declaraciones omitió toda referencia a la necesidad de buscar a los autores del atentado y sus cómplices.
De hecho, el ministro fue el más locuaz entre los funcionarios que opinaron sobre el fallo del tribunal oral. Dijo a los cuatro vientos que le pareció «muy valiente» el tramo dedicado a denunciar gravísimas irregularidades cometidas en la etapa de instrucción por el juez Juan José Galeano y el gobierno menemista.
Para la DAIA, que apelará el veredicto por entender que los acusados eran culpables, Rosatti no habló de reforzar la búsqueda de los responsables locales e internacionales de la masacre, que dejó 85 muertos.
La pista de los supuestos terroristas iraníes que según informes de la SIDE habrían planeado y ejecutado el hecho está en manos de la Cancillería, que fracasó en su intento de lograr que el gobierno de Irán permita enjuiciarlos en un país neutral.
En el frente interno de la comunidad judía, la DAIA busca recuperar el espacio de representación que fue perdiendo por el rechazo que provoca en las tres agrupaciones de familiares de las víctimas, que consideran a sus dirigentes continuadores de la gestión de Rubén Beraja —preso por fraude bancario—, quien mantuvo estrechas relaciones con el menemismo y también es sospechado de obstruir la causa.
El hueco que dejó la DAIA es aprovechado por la conducción de la AMIA. Encargada del área social y cultural de la comunidad, ahora el titular de la mutual, Abraham Kaul, busca articular el reclamo de los familiares para llevarlo en mano a la Casa Rosada, como reveló Clarín el viernes.
La gestión de Kirszenbaum, en tanto, busca cambiar su imagen para despegarse del mote de «berajista» y encarnar las demandas de la colectividad hacia el Gobierno para que movilice la investigación del atentado. Choca con el entuerto que mantuvo con Kirchner por haberse opuesto a la distinción que le iba a entregar la comunidad judía norteamericana en Washington, en mayo pasado, más las acusaciones que la primera dama formuló contra Beraja y sus colaboradores en julio, días antes del décimo aniversario del atentado, por el rol que jugaron en la investigación.
La esposa del Presidente integró —y llegó a presidir— la Comisión Bicameral de Seguimiento del caso AMIA y su voz es muy escuchada en la Rosada antes de que se mueva alguna ficha relacionada al tema.
Fte Clarin
M.Helgot