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Itongadol.- Imagine una aldea de África donde las mujeres y los niños pasan horas cada día para encontrar, recoger y transportar agua y madera a sus hogares. Visualice a estos aldeanos de pie en largas filas esperando tener el privilegio de excavar con sus manos en los agujeros fangosos para sacar agua sucia en bidones, y más tarde, en busca de ramas y ramitas para encender fuegos. Este fue un espectáculo tal que la israelí Sivan Ya\’ari no podía olvidar después de visitar África como parte de su trabajo en una compañía internacional de ropa, según el medio israelí ISRAEL21c.
Unos años más tarde su grado de maestría en gestión internacional de energía y política de la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Columbia la llevó a una pasantía en el Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas.
A partir de aquí no estuvo muy lejos de establecer "Innovación: África" (originalmente llamada "Corazón judío para África"), una organización sin fines de lucro cuya misión es llevar las tecnologías israelíes sustentables a las aldeas rurales de este continente.
En el verano del 2012 la organización recibió el estatus consultivo especial ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. Además, el 1 de noviembre de 2013 ganó el Premio a la Innovación en el Desarrollo Global Expo Sur-Sur de la ONU en Nairobi.
Desde su creación en Nueva York en 2008, con fondos de fundaciones, instituciones filantrópicas e individuos, Innovación: África ha transformado 71 aldeas hambrientas de Etiopía, Tanzania, Malawi, Uganda y Sudáfrica en comunidades con esperanza en el futuro.
Ya\’ari, de 35 años, dijo que su objetivo era "encontrar la manera de sacar agua del acuífero bajo el desierto con la que cultivar alimentos". Ella no sólo encontró su vocación a través de este esfuerzo, sino que también conoció a su futuro marido, David Borowich (ahora David Ya\’ari), un financiero estadounidense – judío y activista social que fundó organizaciones incluyendo Dor Jadash, que alberga el intercambio programas entre Judíos israelíes y estadounidenses.
El sistema de llevar la energía solar para escuelas, clínicas y orfanatos en los pueblos más remotos es una que Ya\’ari llama "simple pero muy eficaz", y también beneficia a Israel, otro de los objetivos de la ONG.
Ya\’ari primero localiza un área de problemas mediante la consulta con los ministros del gobierno. Ella se reúne con los ancianos del pueblo, que proporcionan a su equipo una lista de todas las clínicas, escuelas y orfanatos que no tienen electricidad ni agua.
Con paneles solares comprados en Israel y taladradoras alquiladas, un equipo de Innovación: África – y contratistas locales – bombean agua limpia de los acuíferos a las estaciones de agua más cercanas a los aldeanos de los alrededores. Todo esto se realiza por sólo $1 a $3 por persona.
El dinero para estos proyectos se recauda a través de donaciones. "El cien por ciento de éste se destina a África y a las empresas israelíes donde cuya tecnología y equipos se compran. No se gasta ni un centavo en el funcionamiento de la ONG. Todos nuestros salarios y gastos se pagan a través de fundaciones", agregó Ya\’ari.