Además, durante el acto que se realizó en la plaza del Congreso, señalaron que se recurrirá a los organismos internacionales para denunciar la impunidad en el ataque.
La advertencia llegó de parte Luis Czyzewski, principal orador en la movilización tras el fallo absolutorio de la supuesta «conexión local» del atentado.
«Una vez más la impunidad ganó una batalla. Hoy los argentinos tenemos verguenza de no poder explicarle al mundo por qué vivimos en un país con tanta impunidad», dijo.
La causa tiene ahora «dos grandes responsables» para esclarecer la masacre: el juez federal Rodolfo Canicoba Corral y el Gobierno de Néstor Kirchner, agregó Czyzewski.
«Dentro del Estado habrá dos grandes responsables de reconstruir la verdad a partir de las cenizas. Uno es el juez Canicoba Corral. Al juez llegó la hora de despertarse de la siesta y poner en marcha la causa AMIA. Usted tiene la posibilidad de elegir entre hacer lo que corresponda sin miedo, condicionamientos o presiones, y el otro camino es transformarse en un (juez Juan José) Galeano más».
A Kirchner, en cambio, le advirtió que «ya no alcanza más con decir que AMIA es una verguenza nacional y que es una cuestión de Estado. Le llegó la hora de materializar esas expresiones y de usted depende».
En tanto, en su alocución, el periodista Nelson Castro afirmó que «cada 18 de julio vivimos la pantomima cruel de la promesa del conocimiento de la verdad».
El periodista cargó contra quienes investigaron la masacre de la AMIA, así como contra los funcionarios que lo encubrieron, contra la SIDE, contra el ex presidente Carlos Menem, contra el ex presidente de la DAIA, Rubén Beraja, entre otros.
Se quejó, además, de los sucesivos gobiernos que aprovecharon los aniversarios para hacer anuncios, como el del último 18 de julio «cuando el presidente Néstor Kirchner anunció la aparición de los casetes».
A diez años de la masacre, Castro señaló: «Si hay compromiso ciudadano de no olvidar, hay un futuro y hay esperanza. Sin verdad no hay justicia y sino hay justicia, la ley es letra muerta, por más que existan las mejores leyes».
La Nacion