Según la prensa norteamericana, un responsable del Pentágono identificado como Larry Franklin transmitió a un diplomático israelí en Washington, Naor Gilon, información confidencial procedente de la Casa Blanca sobre Irán a través del AIPAC (American-Israel Public Committee Action), el lobby pro-israelí en los Estados Unidos.
En una entrevista concedida a la edición electrónica del diario Maariv, Naor Gilon aseguró que no tenía nada que reprocharse.
«No tengo nada que ocultar y todas mis actividades están dentro de las normas y los procedimientos diplomáticos», dijo.
«Es un asunto que morirá de muerte natural», afirmó hoy un responsable de la presidencia del consejo, según el cual se trata de un «complot» dirigido directamente contra George W.Bush en vísperas de la convención republicana.
Se trata de «presentar al presidente estadounidense como prisionero y rehén de los consejeros judíos y neoconservadores» que se mueven en los círculos de poder de Washington.
Según el semanario norteamericano Newsweek, que se remite a un responsable de los servicios secretos estadounidenses en el anonimato, Franklin «odia visceralmente a Irán» y es conocido como uno de los «halcones» pro-israelíes del Pentágono.
«Israel comparte e intercambia informaciones con Estados Unidos (…) Y Nunca hará nada contra su mejor aliado», declaró el ministro israelí de Relaciones Exteriores Shalom durante una conferencia de prensa conjunta en Jerusalén con su homólogo alemán Joschka Fischer.
Para el jefe de la inteligencia militar israelí, el general Aharon Zeevi, las acusaciones de espionaje carecen de fundamento.
«Puedo decir con toda autoridad que no estamos llevando a cabo ninguna actividad de inteligencia en los Estados Unidos», afirmó el general Zeevi.
«Al final, se desmostrará que se trata de un asunto interno estadounidense», agregó.
Por su parte, el ministro de Relaciones con el Parlamento Gideón Ezra dijo estar «convencido de que ningún representante oficial israelí ha infringido las estrictas instrucciones impuestas desde el caso Jonathan Pollard».
«Según esas instrucciones, los representantes israelíes no deben en ningún caso pedir ni aceptar la menor información en los Estados Unidos», explicó.
Jonathan Pollard, un analista judío de la marina norteamericana, fue condenado a cadena perpetua en 1987 por haber procurado a Israel, de mayo de 1984 hasta su detención en noviembre de 1985, miles de documentos altamente secretos sobre las actividades de espionaje de los Estados Unidos en países árabes.
Para muchos comentaristas israelíes, los principales afectados por este caso son, además del presidente Bush, el entorno del secretario de Defensa Donald Rumsfeld y del vicepresidente Dick Cheney, a la vez pro-israelíes e instigadores de la guerra en Irak.
La prensa israelí considera que es un asunto «ridículo» aunque «potencialmente perjudicial» para las relaciones entre ambos países.
Fte Infobae