Para que un robot de esas características sea operativo, tiene que ser más pequeño que una célula humana y lo suficientemente sofisticado para comunicarse con ellas. Para lograrlo, los investigadores necesitan crear un equipo, sustentado en bloques de construcción del propio cuerpo del ADN.
Los científicos del Instituto Weizmann fueron capaces de crear un dispositivo genético que funciona de manera autónoma dentro de las células bacterianas. Muchas enfermedades en el cuerpo humano causan modificaciones en los genes que están dentro de las células. El dispositivo microscópico “escanea” la celda para ver si todos los genes se expresan como deben ser, y detectan una molécula de mal funcionamiento que causa una perturbación en la expresión de los genes. Por ejemplo, las células afectadas de cáncer expresan un mal funcionamiento en los genes relacionados con el crecimiento celular, haciendo que se expanda rápidamente y creando tumores.
El dispositivo está preprogramado con información sobre la celda y si la información que encuentran dentro de la célula se corresponde con su programación, se crea una proteína que emite luz verde. Los investigadores, el profesor Ehud Shapiro y el Dr. Tom Ran del Departamento de Química Biológica y Ciencias de