«Cuando se está frente a un fenómeno de estas características, hay que ser más firme», declaró Shalom, que visitó durante 15 minutos un centro social judío que fue quemado el pasado fin de semana por un grupo de desconocidos.
«En Israel somos duros cuando un fenómeno amenaza la democracia y la estabilidad del país», aseguró. En este centro cultural incendiado, situado cerca de la plaza de la Bastilla y frecuentado por sefardíes, aparecieron cruces gamadas e inscripciones antisemitas.
Según el Ministerio de Interior francés, en los siete primeros meses del año se registraron 160 actos antisemitas en Francia, como agresiones personales y daños materiales, frente a los 75 del mismo periodo del año pasado.
«Hacen falta leyes duras. Con ésto no quiero decir a las autoridades francesas lo que deben hacer. Francia e Israel comparten los mismos valores de democracia, derechos humanos Estado de derecho y libertad», sostuvo el ministro hebreo.
El martes, tras reunirse con el ministro de Interior francés, Dominique de Villepin, Shalom pidió «actos» y no sólo palabras para luchar contra este tipo de agresiones. Para el ministro israelí, si «el castigo es duro impedirá que otros planeen ataques contra judíos, musulmanes o cristianos».
La visita sorpresa de dos días de Shalom a París ocurre en un momento de relaciones bilaterales muy tensas entre los dos países. A mediados de julio, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, instó a los judíos que viven en Francia a abandonar «lo antes posible» este país y viajar a Israel para huir del antisemitismo.
Sus declaraciones provocaron un incidente diplomático que terminó cuando Sharon elogió la lucha contra el antisemitismo llevada a cabo por las autoridades de París. Esta semana, el presidente Jacques Chirac condenó «con firmeza» el incendio del centro judío. Con un total de 600.000 integrantes, la comunidad judía de Francia es la más importante de toda Europa occidental.