Yasser Arafat cumplió ayer 75 años. El líder más antiguo de aquella atribulada región, con un estado de salud muy precario, cumplió su aniversario en su encierro obligado por el ejército israelí, en Ramallah, y después de una crisis con sus correligionarios, de la que salió muy tocado.
Acusado por una parte de los palestinos de corrupto y dictador, enfrentado incluso violentamente en el interior de su partido, Al Fatah, con los que buscan una salida al eterno conflicto con Israel, con la soga al cuello por la brutal presión de Sharon, sin embargo Arafat parece resistir todos los embates. La reciente crisis vivida con su primer ministro, Ahmed Qurei, que presentó la dimisión, se saldó con heridas que dejan huella. Qurei exigió a Arafat que cediera parte de sus funciones en materia de seguridad, y el viejo líder lo hizo en parte. Su estrella está irremisiblemente en declive.
La Unión Europea, uno de los pocos amigos que le quedan a Arafat y que ha donado a la Autoridad Nacional Palestina desde 1993 más de 1.500 millones de dólares, está investigando el destino de esos fondos. Hay documentos que aseguran que han ido a parar a las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, brazo armado de Al Fatah y autoras de varios atentados.
También hay informaciones de que Suha, la esposa de Arafat, que vive refugiada con su hija en París, se ha beneficiado de esos fondos europeos. Hasta tal punto puede haber llegado la corrupción, que incluso se acusa al entorno de Arafat de haberse lucrado de la venta a Israel de medio millón de toneladas de cemento para construir el célebre y polémico muro.
Por tanto, no es extraño que la UE se esté cuestionando si no le ha llegado la hora de la retirada a Arafat. Un informe de los servicios de inteligencia israelí afirma que, a pesar de la crisis política que vive el rais y de su pobre salud, seguirá gobernando todavía «varios años más». Mientras eso ocurra, continua el informe, no será posible llegar a un acuerdo de paz en Oriente Medio.
El 75.º aniversario de Yasser Arafat apenas si tuvo celebraciones y festejos porque la situación no lo permite.