Integraron el grupo del Festival «Budo» seis palestinos, seis israelíes y cuatro niños chipriotas que estudiaron con un «amo» japonés y compitieron uno contra otro, mientras que aprendieron meditación y nuevas técnicas de las artes marciales. Cuatro niños de Kosovo tenían programado asistir, pero el gobierno griego no les concedió las visas.
Danny Hakim, fundador del festival «Budo» por la paz -integrante de una organización que enseña artes marciales y acentúa su filosofía detrás de ellas- aseguró que «el festival ayuda a reunir a los niños que habrían limitado ordinariamente el contacto y a muchos preconcibió nociones».
La filosofía detrás del Budo -que incluye karate y judo, entre otros tipos de artes marciales- «acentúa el autodominio y puede conducir a entender, adquirir tolerancia y confianza para superar los miedos», sintetizó Hakim, que hizo aliyah (inmigración a Israel) desde Australia hace varios años y enseña karate en Tel Aviv, Ra’anana y Beersheva, en una escuela para niños en riesgo. El fundador del festival se mostró esperanzado en poder traer a los niños de Kosovo a otro «Budo» antes de fin de año y espera ampliar su proyecto, habiendo recibido muestras de interés del Centro Peres por la paz y del Gobierno japonés.
Traducción: Romina Gluck
252
anterior