Antonio Stiusso es un maestro en su oficio: el espionaje. Es inteligente al extremo, calculador, frío y eficaz. Eso lo lleva en la sangre y se lo dieron sus 31 años en la SIDE, 24 de los cuales en el área de Contrainteligencia.
Vencedor de encarnizadas internas en el seno del organismo, se convirtió en el director de Contrainteligencia y es el hombre fuerte que maneja el área operativa en todo lo concerniente a la actividad local. En ese sector tuvo bajo su mando a más de 100 agentes en la calle durante la investigación del atentado contra la AMIA.
Su rostro era poco conocido públicamente hasta que Gustavo Beliz lo mostró por televisión, el domingo.
Este ingeniero electrónico se movió en el mundo del espionaje con sus alias de Jaime Stiler o Jaime Stiusso. Tuvo participación en operaciones secretas y hasta se jacta de haber evitado un tercer atentado terrorista en Buenos Aires.
Los servicios de inteligencia extranjeros, como la CIA (Estados Unidos) y el Mossad (Israel) lo tienen conceptuado como un excelente agente y, de hecho, es el hombre elegido por los enlaces de servicios europeos y norteamericanos cuando tienen que relacionarse con la SIDE.
Durante la investigación de la causa AMIA tuvo un papel determinante. El juez federal Juan José Galeano le asignó a un grupo de la SIDE conocido como Sala Patria, comandado por el ex agente Patricio Pfinnen, parte de la investigación. Sala Patria venía de detener en México al ex jefe del MTP Enrique Gorriarán Merlo.
Paralelamente, otro grupo de la SIDE, el de contrainteligencia, conocido en la jerga del espionaje local como 85, estaba trabajando en la causa desde el primer momento. Stiusso era entonces jefe de operaciones de contrainteligencia y manejaba a los agentes en la calle, cuando estaban tras los pasos de Carlos Telleldín, que tras el atentado del 18 de julio de 1994 se había refugiado en Misiones.
La puja interna entre ambos sectores fue cruel y duró lo que la investigación del atentado hasta que, en el gobierno de Fernando de la Rúa, el grupo de Pfinnen perdió y la mayoría se vio forzado a la jubilación. Stiusso quedó victorioso.
Contacto internacional
Fue el contacto con los servicios extranjeros para lograr la declaración en la causa AMIA del testigo C, que dijo que el ex presidente Carlos Menem cobró dinero para encubrir a los autores del ataque.
En el juicio, el agente declaró durante dos días y habló ininterrumpidamente como una computadora, sacando papeles de un maletín. Impresionaba su memoria, su precisión y sus escasas muestras de fatiga, a pesar de haber hablado dos días durante 16 horas.
Allí, acusó a Galeano y a Sala Patria de haber tramado juntos el pago a Telleldín para acusar a los ex policías bonaerenses que están enjuiciados.
Por el contrario, defendió al ex comisario Juan José Ribelli y dijo que la historia oficial era un armado del juez, para cerrar el caso. Dijo que, a su juicio, los policías acusados no tienen que ver con el ataque.
Aún hoy Stiusso es temido dentro y fuera de la SIDE. Abogados relacionados con la causa AMIA prefieren que no esté presente en sus encuentros en la secretaría cuando consultan documentación reservada. Su poder, sigue intacto.
Por Hernán Cappiello
De la Redacción de LA NACION