La DAIA se colocó en el centro del escenario político de la Argentina al convertirse en un punto de atracción para distintos sectores de la política nacional.
En las últimas horas, el Gobierno nacional, que preside Cristina Kirchner, envió una fuerte señal a la comunidad judía al designar como nuevo representante especial ante el Grupo de Trabajo sobre Cooperación Internacional para la Educación, Rememoración e Investigación del Holocausto (ITF, por sus siglas en inglés) al actual director Ejecutivo de la DAIA, Jorge Elbaum.
La designación no puede pasar desapercibida si se tiene en cuenta que la representación política de la comunidad judía, encabezada por Aldo Donzis, mantiene congelada su relación con el Gobierno nacional desde 2011, cuando en el escenario de la Asamblea General de la ONU, la presidenta Cristina Kirchner ya había dado una señal a Irán para abrir una mesa de diálogo que permita avanzar en la causa AMIA.
Incluso, la delegación argentina en la ONU se mantuvo en la Asamblea General cuando el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, dio su discurso, gesto que no cayó bien en el ámbito comunitario dado que Irán se niega a extraditar a seis ciudadanos acusados de participar en el ataque terrorista del 18 de julio de 1994, en el que murieron 85 personas y otras cientos resultaron heridas
Las distancias entre el Gobierno y la DAIA se acentuaron recientemente cuando en la última presentación de Cristina Kirchner en la ONU anunció ante la Asamblea General la decisión de aceptar un pedido de Irán de abrir una mesa de diálogo con la intención de destrabar la causa que investiga el atentado a la AMIA.
Por eso, el nombramiento de Elbaum, quien es un dirigente vinculado a la defensa de los derechos humanos, puede ser interpretado como una señal que busca atenuar las diferencias para acercar posiciones en búsqueda de retomar el diálogo.
Más allá de las críticas que generó desde la dirigencia comunitaria como de los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA la decisión del gobierno de buscar un diálogo con Irán, la administración de Cristina Kirchner trató en estos años marcar su presencia en la Task Force, pese a que en la última reunión tuvo una escasa participación de funcionarios argentinos.
Incluso esto lo remarcó en el decreto de designación de Elbaum al remarcar que el gobierno argentino en su adhesión a la ITF dejó “su claro compromiso con los objetivos que inspiran el mandato del Grupo de Trabajo”.
La designación de Elbaum también generó algunas suspicacias en el ámbito comunitario, ya que en el mismo decreto de su nombramiento fue removido Alejandro Dosoretz, quien preside la Fundación Memoria del Holocausto. Claudio Avruj, busca volver a la DAIA como presidente luego de su paso por la administración pública como secretario de Derechos Humanos del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Justamente el lanzamiento de la candidatura de Avruj hace una semana tampoco pasó como un hecho desapercibido.
Más allá de que el candidato haya aclarado en una entrevista con la Agencia Judía de Noticias que no es afiliado al Pro, el partido que encabeza el jefe de Gobierno Mauricio Macri, su presencia en la pelea por la conducción de la DAIA se transforma en hecho político de importancia.
Sin duda, estos datos que llevaron a la DAIA a ser noticia en forma reiterada la colocan en el centro de la escena política de la Argentina y vuelven a colocar a la representación política de la comunidad judía como foco de interés de la dirigencia nacional.
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