390
El primero de abril de 1903 era un día claro y fresco. El Dr. Gottlieb Schumancher se levantó temprano en la mañana y se arregló rápidamente. Estaba embarcándose en una misión importante, junto con un gran grupo de trabajadores locales, y lo que podría tomar varias horas en cubrir los 40 kilómetros de distancia de su hogar en Haifa a su destino en la Baja Galilea.
No se sabe si el Dr. Schumacher, miembro de la Colonia Templaria Alemana y explorador experimentado, estaba al tanto de cuán histórica iba a ser su misión cuando metió su pala en la tierra de Megiddo, la cual había estado intacta desde tiempos antiguos. Con una Biblia en la mano excavó y peló cada capa de civilización que se había congelado en el tiempo.
Megiddo era una ciudad cananita fortificada rodeada de paredes masivas del tercer milenio antes de la era común. Por miles de años, la ciudad controló el Via Maris (Camino del Mar) – una ruta críticamente importante que vinculaba a Egipto con la Mesopotamia, dándole a la ciudad una importancia más grande que su tamaño.
El Dr. Schumacher inició sus exploraciones para mostrar que la condena bíblica de la idolatría tenía raíces en una realidad histórica auténtica. No quedó desilusionado: los descubrimientos de un período de 2.000 años – templos, altares elevados, campos de piedras – proveyeron un fondo gráfico de la introducción de Abraham al concepto una vez revolucionario del monoteísmo al mundo pagano cananita.
Megiddo es uno de los lugares más antiguos incluidos en el “Proyecto de Sitios de Patrimonio Nacional” de Israel, apoyado por el Gobierno de Israel en conjunto con el Keren Hayesod. Esta iniciativa educacional de desarrollar y renovar sitios arqueológicos que son de tiempos antiguos, así también como locaciones históricas de los principios de la era sionista, que han caído en el olvido, fue tomado en responsabilidad de los intentos de países árabes y la comunidad internacional de deslegitimizar a Israel y minimizar su derecho a su tierra histórica.