El plan del ejército israelí para el día siguiente de la retirada de la franja de Gaza parece sacado de una película de ciencia ficción. El Tsahal está preparando lo que en el Ministerio de Defensa se define como «una frontera digital de más de 60 kilómetros entre Israel y Gaza», prácticamente sin soldados y controlada por sistemas tecnológicos de observación que identifican intentos de infiltración hostiles y los repele. Desde la sala de observación, señalarán en sus puntos de mira al supuesto agresor y podrán abrir fuego, siendo las municiones elegidas por el propio sistema. Dichos sistemas ya están siendo experimentados y en un año se calcula que serán operativos. La hipótesis de trabajo es que las fuerzas de seguridad israelíes no pueden gozar de profundidad y que toda infiltración podría suponer en realidad un atentado en alguna ciudad israelí. Los coches de las patrullas fronterizas serán autónomos y estarán dirigidos a distancia. No se descarta que los elegidos sean un tractor motorizado, sin conductor, fabricado por la compañía de seguridad Elbit. En caso de que estos vehículos no estén acabados a tiempo, el ejército desarrolla una alternativa.
Hasta el mes de julio, el ejército de Israel deberá entregar al Gobierno el proyecto de protección del territorio israelí tras la evacuación de los 7.500 colonos que viven en 21 colonias y el repliegue de miles de soldados que ocupan la franja palestina de 350 kilómetros cuadrados. Los otros dos capítulos del proyecto que están siendo elaborados son la etapa hasta la retirada y la evacuación física de los asentamientos judíos, que según todos los expertos será mucho más difícil que el violento desmantelamiento de la colonia de Yamit, en el desierto del Sinaí, en 1982, en el marco de los acuerdos con Egipto. Comisiones encabezadas por el jefe y el subjefe del Estado Mayor se ocupan de los diferentes aspectos, como por ejemplo la logística y la información.
Altas fuentes militares israelíes afirmaron a La Vanguardia que el capítulo más complejo y violento será el de la retirada. Temen que ésta venga acompañada por la lucha armada de milicias palestinas que intentarán probar así que están expulsando al ejército de Gaza, así como una reacción violenta por parte de un sector más radical de los colonos judíos, que define la retirada como «el principio del fin de la Gran Tierra de Israel bíblica». En el Ministerio de Defensa israelí comparan la retirada de Gaza con la de Yamit, en el Sinaí, y dicen que las diferencias son grandes. En 1982 los soldados israelíes que vinieron a evacuar a sus habitantes no estaban armados y se encontraron a la primera generación de habitantes de colonias. En el 2005, los soldados estarán armados por si se produce, dicen, «alguna infiltración terrorista palestina» y se encontrarán a la tercera generación de colonos. En este caso, el ejército pretende que, contrariamente a lo sucedido en 1982, la evacuación y el contacto físico con los colonos sean encabezados por policías y por altos oficiales que recibirán los refuerzos de tropas militares. Se prevé el doble de efectivos que el usado en la evacuación de Yamit. En el Estado Mayor que dirigirá la evacuación habrá representantes del llamado departamento judío de los servicios de seguridad internos, Shin Beit, que advertirán sobre los elementos más radicales del movimiento de los colonos.
En general, las autoridades israelíes señalan que la eficiencia en las primeras evacuaciones será decisiva para el resto de las colonias. En Israel esperan que con la ayuda de los 200 oficiales y suboficiales egipcios, que tienen previsto llegar a Gaza para adiestrar a la policía palestina, el grado de violencia por parte palestina se reducirá. El general Abdel Razek Majaide, jefe de los servicios de seguridad palestinos en Gaza, reveló que «hay un plan escrito con mapas anexos que muestran de qué modo serán transferidos los asentamientos judíos a la Autoridad Nacional Palestina». El general Majaide añadió: «Todo lo que necesitamos es que Israel se retire y que los servicios egipcios lleguen para asumir la responsabilidad».
En los últimos días, desde la adopción del plan de evacuación de Gaza por parte del Gobierno israelí, decenas de familias de colonos que habían abandonado sus casas en Gush Katif y que las habían alquilado a otras familias han empezado a volver de forma imprevista. Exigen a sus inquilinos que se vayan. Su objetivo es recibir así las indemnizaciones que el Gobierno de Ariel Sharon tiene previsto dar a cada familia que tiene que dejar su casa en los asentamientos de Gaza. La media de la ayuda económica es de 300.000 dólares por familia.
Fte L.V.D