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Charlas de Sucá-Especial DAIA

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Es bien sabido en los ámbitos comunitarios que la DAIA está muy lejos de atravesar su mejor momento, ya sea por cuestiones políticas, internas o económico-financieras.
Entre las primeras pueden mencionarse el enfrentamiento con la Presidenta y el canciller por lo ocurrido en la ONU el año pasado o la exculpación de Boudou cuando comparó a periodistas con quienes limpiaban las cámaras de gas durante el nazismo, todo ello mientras al mismo tiempo se establecían convenios con organismos públicos para dictar capacitaciones contra la discriminación.
Las segundas tienen que ver con fuertes disputas internas surgidas desde el mismo comienzo de esta gestión, cuando era un secreto a voces que el “matrimonio por conveniencia” entre los reelectos presidente, Aldo Donzis, y tesorero, Ariel Cohen Saban, no podía durar mucho tiempo… Así, al poco tiempo renunció la Tesorería en pleno: Cohen Saban, Jorge Leicach y Bernardo Zabuski.
El mes pasado, el que dejó su sensible cargo fue el vicepresidente 2º, Sergio Witis, y por estas horas crece el rumor de que el propio secretario general, Fabián Galante, podría estar evaluando dimitir.
El último de los problemas tiene directa relación con el cambio de mando en la Tesorería, que resintió las finanzas institucionales, las cuales nunca pudieron reponerse. La falta de grandes y firmes aportantes empeoró la situación, sumada a la promisoria decisión de jerarquizar y profesionalizar la estructura de recursos humanos con la incorporación de asesores, a quienes cada vez se hizo más difícil pagarles.
Como muestra basta un botón: el acto de Iom HaShoá sólo fue posible gracias al apoyo de FACCMA y las principales sociodeportivas…
En este contexto se llega a unas elecciones que presentan dos líneas y candidatos muy definidos: por un lado, un grupo de dirigentes con experiencia en la DAIA y lo que ella representa en materia de responsabilidades y dificultades, y otro de directivos mayormente ajenos a la cotidianeidad de la entidad, muchos jóvenes que ofrecen “sangre nueva” y renovación.
El primero es liderado por Julio Schlosser, actual vicepresidente 3º de la DAIA y todavía secretario general de la AMIA.
El restante es encabezado por Waldo Wolff, titular de FACCMA, quien aún no oficializó su candidatura a la presidencia.
Este grupo plantea un “nuevo modelo comunitario” y está muy activo en reuniones y mediáticamente, mientras que el otro hace las cosas mucho más silenciosamente.
Schlosser tiene el apoyo explícito de la ortodoxia, cuyo peso en la DAIA es relativo, pero generó rispideces dentro del movimiento conservador, que lo considera “tropa propia” ya que fue muchos años presidente de Benei Tikva. Algunos no quieren aparecer “pegados” a los “hombres de negro”, a quienes enfrentan en la campaña por la AMIA, mientras que otros recuerdan que el candidato no dio cuórum en varias asambleas electoras e impidió que el Bloque Unido Religioso retuviera el control de la Kehilá, en cumplimiento de la disciplina partidaria impuesta por su partido Avodá.
También es de esperar que lo apoyen las instituciones más tradicionales de la comunidad, algunas con importante cantidad de votos, como la AMIA -de la cual es secretario general, cabe recordar- o la femenina OSFA-WIZO.
Este sector critica, sobre todo, la inexperiencia del otro a la hora de comandar la institución más sensible y políticamente visible de la comunidad y sugieren que deberían integrar la entidad durante un período, para foguearse, y apuntar a las siguientes elecciones.
A Wolff lo respalda su gente de las sociodeportivas y las entidades que no se alinearían en un hipotético oficialismo, que vienen pidiendo cambios en la DAIA hace años y los llevarían a la práctica en caso de conseguir el poder. Las ajenas al “establishment”, podría decirse, incluidas las ideológicamente de izquierda.
Esta línea le endilga a la otra responsabilidad en la situación actual por el hecho que muchos de sus integrantes forman parte de la actual gestión.
Se defiende de las acusaciones de inexperiencia con dos argumentos: muchos de ellos dirigen otras entidades importantes y consideran que no sería tan grande el salto a la DAIA, y también cuentan con gente de experiencia en esta entidad, como el ex secretario general Julio Toker o los actuales secretario de actas, Leonardo Feiguin, y vocal David Sujarchuk.
Además, como muchos son deportistas, están acostumbrados a competir, ganar y perder, y estiman que si no triunfan esta vez, podrán hacerlo la próxima.
Hay dos grandes sectores que podrían definir la elección, ya sea si votan en bloque o por separado: las filiales del Interior y el movimiento conservador.
El Consejo Federal se reunió con ambos candidatos el domingo, pero estuvieron más tiempo con Schlosser, a quien apoyarían según las primeras evaluaciones, aunque el tema está lejos de estar cerrado.
Al Interior le habrían llegado versiones de que la gente de Wolff pondría trabas a sus votos porque no cumplirían con las condiciones estatutarias de consultar a sus asociados, y esa mera amenaza los decidiría por Schlosser, básicamente porque ninguna entidad afiliada a la DAIA les consulta efectivamente a sus socios por quién votar.
De todos modos, la presencia en esta lista de Toker, quien supo trabajar mucho y con éxito con las filiales durante su gestión, podría cuanto menos intentar revertir el panorama.
En la misma línea de una presunta ilegitimidad a la hora de sufragar, le gente de Wolff, con Sujarchuk a la cabeza, estaría apuntando contra la mitad de las instituciones miembros, ya sea por la falta de pago de su cuota (algunas adeudarían más de tres meses) o por ser “sellos de goma”, entidades muy pequeñas que no tendrían la cantidad mínima de socios que requiere el Estatuto y constituirían la cuarta parte del total, a las cuales pretenden neutralizar, ya que consideran que su voluntad estaría siendo direccionada hacia Schlosser por el otro vice 3º, Alberto Hammerschlag.
Desde este sector también advierten respecto de una presunta discrecionalidad a la hora de determinar el monto de la cuota mensual y de conceder eventuales condonaciones, todo lo cual iría contra la “transparencia”.
Respecto del movimiento conservador, que suele votar en conjunto, esta vez la situación aparece cuanto menos compleja porque, para contraponerse a un Schlosser ex presidente de Benei Tikva, Wolff se reivindica como un hombre de Bet El de toda la vida, en cuya historia personal tuvo gran influencia Marshall Meyer.
A su vez, las instituciones conservadoras podrían dividirse en aquellas que tienen escuela y podrían deberle favores al secretario general de la AMIA, las que participan en los torneos de FACCMA y tienen más afinidad con su presidente, y las que están vinculadas con ambos o con ninguno.
Otras incógnitas interesantes son Avodá y el actual presidente de la DAIA, Aldo Donzis.
El primero parecería estar más cerca de Wolff, pero Schlosser es un hombre del partido, hace poco pero lo es, y en su representación está en la AMIA. Además, respaldarlo significaría poder decir que Avodá vuelve a dirigir la DAIA desde que la perdió a manos de Rubén Beraja, en 1991. No sería del todo real, pero tampoco sería mentira…
Pero si se considera lo que está haciendo en la OSA, donde no está admitiendo a un hombre propio, Víctor Chama, como presidente, nada puede darse por sentado.
Las relaciones con Schlosser no son tan malas como con Chama, pero…
Y finalmente, Donzis asegura que es prescindente en esta elección, pero lo cierto es que todo parecía indicar que su apoyo iría a Wolff: su relación tirante con Schlosser, su respaldo inicial a su rival, a quien habría impulsado, y la presencia de su sobrino en las filas del “nuevo modelo”.
Pero la gente de Wolff cimenta su campaña en durísimas críticas a la gestión actual, que no es tan vilipendiada por el otro sector, así que habrá que esperar cómo influye esto en el ánimo del presidente saliente.
También habrá que ver cómo influye en las instituciones saber que Donzis apoya a uno u otro candidato, si eso lo favorece o lo perjudica.
En lo que ambas vertientes coinciden es en querer que esta gestión entregue la DAIA en orden desde el punto de vista económico-financiero, y si hace falta, que los dirigentes hurguen en sus bolsillos y contactos con ese fin.
Por último, hay que mencionar los esfuerzos de Cohen Saban y su grupo de gente, que pretende la unidad comunitaria y alcanzar una lista de consenso.
Para ello mantiene reuniones con ambas partes e incluso invitó a los máximos referentes de las principales sociodeportivas a una cena sabática en la comunidad Talpiot.
Todo este escenario podría cambiar si finalmente no es Wolff el candidato del “nuevo modelo”, pero por ahora su postulación sigue siendo un secreto a voces…

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