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El Seminario Rabínico Latinoamericano “Marshall T. Meyer” se encuentra en un proceso de renovación, como parte de su 50º aniversario, y entre sus principales medidas se destaca la apertura de representaciones en Tucumán, al norte de la Argentina, y Santiago de Chile, donde se dictan cursos generales de judaísmo y de capacitación docente.
Considerada como la institución educativa, religiosa y espiritual judía no ortodoxa más importante de América Latina, el Seminario Rabínico lanzó “una política para llegar a la gente en forma más directa porque no todo el mundo llega a la Capital, y menos a Belgrano”, aseguraron desde esa institución a la Agencia Judía de Noticias (AJN).
En Chile y Tucumán se replicó el modelo que funciona en la sede porteña, con los institutos Bet Asaf, para formar jazamin y morim de shirá, y Abarbanel, para estudios judaicos y formación docente, y se lo adaptó a las necesidades de esas comunidades, con cursos presenciales y a distancia.
“Los jóvenes van porque quieren profundizar su conocimiento judaico, por razones espirituales o porque quieren hacer una carrera docente”, explicaron.
En Tucumán hay 20 estudiantes -en su mayoría, docentes- en un proyecto “apoyado por la Escuela y por la Kehila, liderada liderada desde hace 25 años por el rabino Salomón Nussbaum, un egresado del Seminario Rabínico”.
Esta propuesta es “una prueba piloto, y el plan es replicarla en diferentes ciudades de Argentina y Latinoamerica”.
“Hay casi 90 rabinos graduados del Seminario Rabínico que están en decenas de países de América Latina y estamos censando la situación de todas las escuelas y comunidades que hay en la región” desde principios del año pasado, informaron a AJN.
“Hay que entender que hay instituciones y escuelas que están ideológicamente alineadas con el movimiento conservador y se sienten más confortables con una formación masortí de sus docentes”, añadieron.
Por otra parte, la sede central del Seminario Rabínico Latinoamericano, en Belgrano, “comenzó el año muy bien: se incorporaron nuevos directores en dos institutos y los programas están aggiornados a lo que entendemos que son las necesidades del siglo en curso” porque “aunque los programas eran excelentes, el paso de las épocas presenta nuevos desafíos”, y “el perfil de los docentes y rabinos no es el mismo”, precisaron.
Por ejemplo, “un rabino o moré que no entienda cómo manejar el mundo digital está dejando afuera a la juventud”.
“El seminario no pretende ser un fenómeno educativo de masas, sino que forma líderes que siguen multiplicando el efecto en comunidades y escuelas, como fue siempre en toda América Latina”, resaltaron.
Cualquier joven en edad universitaria puede estudiar una carrera en estudios judaicos, como jazan o rabino en forma integral o hacer cursos en forma libre.
Los estudios para moré duran entre dos años y medio y tres, mientras que los de rabinato requieren cuatro o cinco años más, después de ser moré.
La totalidad de los estudiantes del Seminario está trabajando porque “su calidad educativa en estudios judaicos es alta y la demanda de educadores es incesante”, contaron.
Las autoridades del Seminario Rabínico Latinoamericano no se conforman con lo logrado hasta ahora y están haciendo convenios con escuelas y otras instituciones para dar servicios educativos en general y capacitaciones.
Además, el año pasado se abrió un posgrado en Estudios Judaicos, que dirige Carlos Escudé y “tiene la misma calidad que en universidades de primera línea en otros países”, se ufanaron.