Se trata de dos volúmenes de 1511 páginas que serán publicados antes de fin de mes por el Archivo Secreto Vaticano, que editará ocho DVD en los que se reproducen las fichas de más de dos millones de nombres por los que se le pidió ayuda a la Santa Sede.
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Quedará abierto a los investigadores, así, todo el archivo de la famosa «Oficina de Informaciones Vaticano para los prisioneros de guerra», que Pío XII inauguró en 1939 y que trabajó hasta octubre de 1947, ya finalizada la Segunda Guerra Mundial. El objetivo de la oficina era «poner en contacto las familias desmembradas por el conflicto y hacer frente a los innumerables pedidos con respecto a prófugos, desaparecidos, prisioneros militares y civiles, víctimas de la guerra, y asegurarles asistencia espiritual y material», explicó el Vaticano.
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Cambio de status
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A raíz del «continuo aumento de solicitudes de intervención de la Santa Sede», dicha oficina pasó a tener autonomía propia. Su dirección estaba bajo el entonces sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Giovanni Battista Montini -luego papa Pablo VI, entre 1963 y 1978- mientras que su coordinación estaba en manos del arzobispo ruso Alexander Evreinoff.
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Según trascendió ayer, el archivo de la Oficina de Informaciones Vaticano, que los investigadores sólo podrán consultar el 15 de septiembre próximo, es inmenso. Está formado por 2349 unidades, subdivididas en 556 sobres, 108 registros y 1685 cajas. Allí hay cartas originales, módulos, telegramas, informes de los delegados apostólicos que visitaban los campos de prisioneros desparramados por el mundo, misivas enviadas a embajadas, listas de prisioneros e internados realizadas también por la Cruz Roja, listas de radiotransmisiones hechas por Radio Vaticana, y, sobre todo, correspondencia de privados y prisioneros. Además, hay un fichero con tres millones de fichas con nombres de personas buscadas, con datos de los solicitantes de información, y los resultados de las investigaciones. Un inventario que, según el Vaticano, «testimonia la amplia obra caritativa y social inspirada en los principios de universalidad e imparcialidad desarrollada por el pontificado de Pío XII».
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Cansado de las «calumnias» contra Eugenio Pacelli -considerado por muchos un antisemita, que no intentó frenar el genocidio nazi-, Juan Pablo II rompió la regla de los 70 años que deben pasar para abrir los archivos de determinados pontificados.
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El jesuita alemán, Peter Gumpel, el máximo experto en el tema, que tiene el papel de «juez independiente» en la causa de canonización de Pío XII, escribió que «nadie de cualquier país u organización hizo todo lo que hizo Pío XII para salvar a los judíos».
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Por Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia