Sólo medio millar de personas asistió ayer, miércoles, y hoy, jueves, al festival que con motivo de la festividad de Lag Baomer se realiza anualmente en la sinagoga La Ghriba (foto) de la isla de Djerba, en Túnez, una de las más antiguas de África, y que suele atraer a miles de visitantes.
El temor a un atentado terrorista y las amenazas de algunos islamistas salafistas diezmaron la concurrencia al evento, al igual que el año pasado -finalmente fue cancelado- y después del derrocamiento del dictador secular Zine al-Abidine Ben Ali, tras el levantamiento popular de enero del año pasado, que dio lugar a meses de incertidumbre política y el ascenso al poder de un gobierno islamista, en octubre.
Israel mismo había instado a sus ciudadanos a “evitar” visitas a Túnez, dado que información de inteligencia sugería la posibilidad de un ataque.
De hecho, las ceremonias se llevaron a cabo en medio de fuertes medidas de seguridad, con policías y soldados cubriendo las calles.
Bolardos de concreto bloquearon la entrada a la sinagoga y los visitantes tuvieron que atravesar los controles de seguridad vigentes desde 2002, cuando un camión-bomba de Al Qaeda estalló fuera de la misma y mató a 21 visitantes; la mayoría de ellos, alemanes.
“El ambiente es bueno y las cosas están progresando normalmente; estamos contentos de que se haya seguido adelante y la gente haya venido”, contó Perez Trabelsi, presidente de la entidad, informó el diario israelí The Jerusalem Post.
A pesar de los esfuerzos del gobierno islamista por tranquilizar a los visitantes judíos, en marzo un salafista incitó la violencia antisemita durante un encuentro de reclamo por la instauración de un Estado islámico, en la homónima capital de Túnez.
Comentarios similares se escucharon en enero, cuando fundamentalistas recibieron a una delegación palestina en el aeropuerto al grito de “maten a los judíos”.
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