Los israelíes hablan de un «sionismo de arrasadoras» – refiriéndose a que demasiados edificios históricos y períodos arquitectónicos en el país han sido demolidos para dejar lugar a nuevas y más altas estructuras. Pero hoy en día eso está cambiando. En Tel Aviv, particularmente cerca del Bulevar Rothschild – la zona de las finanzas de Tel Aviv – uno puede ver edificios de dos a tres pisos cuidadosamente restaurados en medio de rascacielos recién construidos. Uno de los más poderosos legados arquitectónicos de Tel Aviv – un legado que, debido a su magnitud nunca ha sido amenazado seriamente – son los ejemplos de la escuela arquitectónica del Bauhaus, que surgió en Alemania en la década del 20.
La Escuela de Arte Bauhaus en Dessau, Alemania, basada en la palabra alemana para edificio – bau – abrió sus puertas en 1919. Su enfoque no ortodoxo llamaba a los estudiantes a «olvidar todo lo que hubiesen aprendido» y «aprender a trabajar con sus manos», como una preparación para el estudio del enfoque arquitectónico de su fundador, Walter Gropius. Esta orientación se basaba en líneas simples que evitaban los adornos no utilitarios; subrayaba el espacio funcional, no la estética. Las paredes eran vistas como «cortinas» o «barreras climáticas»; las formas se basaban en unidades geométricas – cubos, cilindros, etc.; y sencillos elementos estructurales (acero, vidrio, concreto) en el exterior cumplían una función estética.
Durante su relativamente breve existencia – la escuela se cerró en 1933 – 700 estudiantes de arquitectura pasaron por las aulas de Bauhaus. Diecinueve de ellos provenían de lo que entonces era Palestina, o inmigraron allí al concluir sus estudios.
La influencia de los graduados de Bauhaus – que comenzó a principios de los años 30 y se extendió hasta los primeros años de la década del 50 – fue extraordinaria. La falta de una tradición arquitectónica local o una comunidad cohesiva de arquitectos en el país ayudaron a este proceso. Más aún, Palestina era entonces un país relativamente subdesarrollado, pero su ambiente cultural era abierto y dinámico. En todas las áreas del quehacer creativo – música y danza, literatura y teatro, artes plásticas y arquitectura – se intentaba formular estilos singulares que reflejaran el renacimiento sionista.
En la práctica, las líneas simples de las estructuras del Bauhaus se adaptaban a las técnicas de construcción relativamente no sofisticadas y económicas de la época. Desde el punto filosófico, el estilo Bauhaus, sin adornos, armonizaba con la ética pionera sionista «sin desatinos ni firuletes», y fue impulsado por la actitud conformista prevaleciente.
En el exterior, se construyeron en algunos lugares edificios al estilo Bauhaus. En Tel Aviv – una ciudad nueva fundada en 1909 – tuvo lugar un período de crecimiento sin precedentes entres los años 30 y los 50. Calles y barrios completos se construyeron en el espíritu de la arquitectura Bauhaus. La municipalidad de Tel Aviv estima que entre 3.500 y 4.000 edificios diseñados en la tradición Bauhaus aún están en pie. Alrededor de mil han sido totalmente renovados en la última década, por dentro y por fuera. Adiciones ajenas como persianas y toldos fueron retiradas, alteraciones arquitectónicas realizadas por inquilinos fueron rectificadas, restaurando la uniformidad; se refaccionaron y pintaron las fachadas deterioradas, y las necesidades de la vida moderna se integraron en el estilo original.
En Tel Aviv, el estilo Bauhaus se sometió a las condiciones locales, haciendo algunas adaptaciones al clima mediterráneo, con sus calurosos veranos y la fuerte luz del sol durante todo el año. En Europa se usaron ampliamente los bloques de vidrio, destinados a recibir el máximo de luz natural; aquí, eso se modificó. Los arquitectos diseñaron casas que captaran la fresca brisa del Mediterráneo y brindaran sombra a las habitaciones. Los portales reemplazaron a los grandes ventanales rectangulares en las fachadas. No obstante, reflejando un conflicto entre el deseo de mantenerse firmemente en la tradición europea y la necesidad de integrar algunos elementos orientales, hubo arquitectos que agregaron una pequeña cúpula sobre el plano techo en la entrada, o colocaron arcadas a ambos lados de la entrada.
A pesar de un brote de nuevos estilos arquitectónicos – incluyendo modernos rascacielos – el modelo dominante de Tel Aviv desde el aire sigue siendo la profusión de «pequeños edificios con forma de caja y techo blanco plano» que reflejan la tradición Bauhaus de la ciudad – muchas de cuyas doctrinas han sido integradas en la arquitectura contemporánea en todo el mundo.
por Daniella Ashkenazy.-Fte MFA