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Se realizó el acto central conmemorativo de Iom Hashoá Veguebura (Día del Holocausto y del Heroísmo) en el 69º aniversario del Levantamiento del Ghetto de Varsovia en el Teatro Coliseo organizado por DAIA, Sherit Haplitá, Generaciones de la Shoá y Fundación Memoria del Holocausto con el auspicio de FACCMA, FEDECC, FESERA y OSA.
El mismo estuvo estructurado, como es habitual, intercalando el encendido de seis velas en recordación de los seis millones de judíos exterminados por el nazismo con la lectura de textos, proyección de vídeos e interpretaciones musicales altivas al tema que se desarrollaron a lo largo de todo el acto. Este año fue el de los “Justos de las Naciones”, aquellas personas que pusieron en peligro sus vidas durante el nazismo para proteger a un judío de la muerte.
El evento contó con la participación del presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti, quien dijo: “Quiero trasmitirles que la Shoá ha sido un proceso, no un único acto. Ha sido un camino y por ese camino transitó el odio y el fanatismo, y por eso vemos que los perpetradores, los autores directos – e indirectos también – deben ser juzgados por la historia, y en su momento también por la justicia. Es ese fanatismo, es esa discriminación, las que los llevó a la ceguera, a la locura y a la tragedia. Pero ese camino que llevó a la Shoá también transitó el odio. Ese odio que divide a los pueblos, que establece una suerte de ceguera sistemática. Por ese camino transitó la indiferencia. La indiferencia de todo un pueblo y de una humanidad. Porque esa indiferencia llevó a decir al principio que esos pequeños actos de discriminación no tenían ninguna importancia, no tenían ninguna trascendencia, le ocurrían a otros, no es mi caso, no me va a tocar a mí o es de un sector. Esa indiferencia es una indiferencia que no pudo haber ocurrido”.
Lorenzetti también expresó: “La sociedad que tolera lo que debe ser intolerable, la sociedad que se adormece frente a los pequeños actos de discriminación, no es la sociedad justa que nosotros queremos, que nosotros declaramos. Por ese camino transitó también el odio y el miedo. El miedo frente a los actos de barbarie, y el cual llevó al silencio. A medida que los actos fueron más violentos ese miedo produjo el silencio y el silencio fue cómplice de la tragedia”.
“Pero hay otro camino que también debemos mirar y en ese camino vimos transitar el coraje y la lucha de los que estuvieron en el Ghetto de Varsovia, que eran muy jóvenes y tuvieron una decisión impresionante vista a lo largo de los años. Una decisión de enfrentar a uno de los ejércitos más poderosos de la tierra con nada, sólo con sus principios, con su coraje, con su humanidad, con el deseo de salvar a los demás, tal vez optando por una muerte segura. Y por ese otro camino también transito la solidaridad. Esa lucha, ya no violenta, sino la lucha de los gestos, de los símbolos. Creo que aquí es muy importante mencionar a muchas personas que con pequeños gestos, que luego fueron grandes, ayudaron al prójimo, no se sintieron indiferentes. Hubo maestros, maestras, vecinos, personas como nosotros que entendieron que esto afectaba a la humanidad. Y frente a los actos que agravian a lo humano, ninguno puede ser indiferente. Y estos gestos de personas que ayudaron a los niños, los ubicaron en otras familias y los salvaron por que crearon alternativas para ayudar a sus vecinos, son los que hoy denominamos Justos de las Naciones y merecen todo nuestro reconocimiento”, destacó.
También aseguró la importancia de los actos de todos los años porque se ven dos caminos: “El primero donde transita el odio, la indiferencia, el temor y conduce a la tragedia. El segundo, donde está la reacción de los gestos, la solidaridad de dar la vida por los demás, que conduce a sociedades más justas, mejores. Creo que siempre nosotros debemos tener presente esta opción en nuestra vida. Nadie nos pide que seamos héroes, ni que tengamos el coraje de aquellas personas. Pero sí nuestras conciencias. Cuando lleguemos al final de nuestras vidas y nos miremos al espejo vamos a preguntar seguramente si hemos sido coherentes con estos principios, sí hicimos algo para ayudar a los demás. Si la respuesta es negativa, sí nos damos cuenta de que hemos transitado el otro camino, nos vamos a dar cuenta también de que estuvimos en el lado equivocado de la historia y que nuestra conciencia nos reclamará. Por eso creo que lo más importante hoy es pensar en el futuro, en estos jóvenes que veo aquí, y decirles que debemos que tener siempre las banderas bien altas y recorrer juntos este camino de la solidaridad, de la lucha contra la discriminación y nunca ser indiferentes por más pequeño que sea el acto que tengamos que enfrentar”.
El embajador del Estado de Israel, Daniel Gazit, consideró que el haber establecido esta fecha el día en que se conmemora el Levantamiento del Ghetto de Varsovia es un homenaje a “los luchadores que sabían que iban a morir, pero querían hacerlo con dignidad”. Luego se refirió a la Kevura, el heroísmo representado por los Justos de las Naciones, y afirmó: “Es un tema difícil explicar qué es heroísmo y qué significa hoy. La pregunta es qué hubiéramos hecho nosotros en esas circunstancias cuando todo el mundo era negro y no se sabía qué hacer. Cómo decidir arriesgar la vida, luchar en contra de la corriente, de la multitud. Cada uno de nosotros podía tener ese coraje, ese heroísmo. Nuestros sabios definen el heroísmo cuando dicen: ‘¿Quien es un héroe? El que domina su instinto, su deseo profundo’. El instinto más fuerte que tenemos es querer vivir, pero en esas circunstancias se necesitaban muchos tipos de heroísmo. Arriesgar la vida para salvar a un ser humano, que muchas veces ni siquiera conocía. Solamente el que se sentía un ser humano y respetaba al otro. Ese es el heroísmo de esos tiempos”. También afirmó: “Tenemos que tener lecciones de lo que pasó, y a partir de ello saber qué vamos a hacer nosotros para enfrentar los desafíos que se presentan en este mundo”.
Francisco Wichter, sobreviviente de la Shoá y presidente de Sherit Hapleita, la asociación de sobrevivientes del nazismo, destacó que los nazis habían decidido eliminar a los judíos del Ghetto de Varsovia un 19 de abril con la finalidad de regalarle a Hitler, para su cumpleaños – el 20 de abril – una Varsovia libre de judíos. Sin embargo, contó, un grupo de jóvenes los enfrentó y tuvieron que luchar casi un mes para conseguir su cometido. Luego de este recuerdo, Wichter brindó su testimonio sobre los padecimientos sufridos durante el nazismo.
Agustín Ulanovsky, en representación de las agrupaciones juveniles de la comunidad Noam, Juma y el Consejo Juvenil Sionista Argentina, también participó y expresó: “Fueron pensadores modernos los que formularon teorías racistas y segregacionistas, capaces de sostener que las diferencias culturales, religiosas, étnicas o nacionales, habilitaban que un grupo pudiera exterminar a otro, simplemente por el hecho de ser diferente o presuntamente inferior. De estas ideas se nutrió el nazismo, movimiento político e ideológico que supo llevar al límite total el racismo, el antisemitismo y las ideas de purificación social. Las cámaras de gas y los hornos crematorios son el resultado final de un largo proceso de deshumanización y industrialización de la muerte, que fue acompañado por la participación activa o el silencio cómplice del resto del mundo”.
También señaló: “Como seres humanos somos capaces de los actos más viles pero también de los más nobles. En este acto no sólo recordamos con angustia la experiencia más traumática y desgarradora que sufrió la humanidad en general y el pueblo judío en particular, sino también la Kevurá, el heroísmo de aquellos que en las horas más oscuras buscaron ser consecuentes con los valores más nobles”.
El presidente de la DAIA, Aldo Donzis, por su parte inició sus palabras leyendo la invitación que Reinhard Heydrich envió a 15 jerarcas nazis convocándolos al castillo de Wannsee para tratar la solución final al problema judío, en donde se serviría un desayuno donde tomaron la decisión de exterminar al pueblo judío. “Estremece leerlo y escucharlo; disfrutaban de su desayuno mientras planificaban el asesinato de un millón y medio de niños por el solo hecho de haber nacido judíos”, dijo.
Luego agradeciendo a todos los asistentes por acompañar la conmemoración y en especial a los sobrevivientes de la Shoá. Luego expresó: “Nos congregamos al igual que en infinidad de ciudades en todas las latitudes para recordar, conmemorar, honrar, reconocer, para denunciar, para renovar un compromiso sagrado. Recordamos y honramos la memoria de nuestros mártires gaseados en los campos de exterminio, incinerados en los hornos crematorios, fusilados en los bosques, quemados vivos en sus sinagogas y arrojados a fosas comunes que ellos mismos habían cavado. La maquinaria de muerte diseñada y ejecutada por los genocidas nazis y sus acólitos en los países ocupados utilizó todos los recursos humanos y tecnológicos para perpetrar el exterminio en una dimensión inimaginable. La persecución antisemita nada tenía que ver con lo que los judíos hicieron o dejaron de hacer, la persecución estaba basada en la sola razón de existir. La Shoá germinó en una de las sociedades más cultas de Europa y el odio antisemita fue la fuerza motriz que alimentó la discriminación, las deportaciones, el exterminio (…) Las palabras se resisten a explicar lo inexplicable, a encontrar calificativos para describir lo indescriptible. Los combatientes de los ghettos y los bosques, los prisioneros de los campos, los sobrevivientes simbolizan el anhelo sagrado de un pueblo de seguir siendo humanos en un mundo inhumano”.
Al referirse a los luchadores del Ghetto de Varsovia el presidente de la DAIA sostuvo: “Lo hicieron por su dignidad, y por la nuestra, sabiendo que estaban condenados. Al ejercito nazi le tomó más tiempo conquistar el Ghetto de Varsovia que Polonia o Francia”.
Posteriormente Donzis se refirió al momento actual y dijo: “El llanto judío tiene seis millones de razones, un llanto que nos fortalece, que renueva nuestro espíritu de lucha por la justicia, por la libertad y nuestro compromiso de lucha contra la discriminación, el odio, el racismo, y fundamentalmente el antisemitismo. En cada generación surgen aquellos que incitan al odio antijudío, que intentan difamarnos individual y colectivamente, que buscan deslegitimarnos y perseguirnos. A aquellos que nos quieren destruir aquí y en otras latitudes les decimos que marcados a fuego por nuestra historia, tenemos una especial sensibilidad para descubrir a los lobos aunque se disfracen de corderos. Quienes niegan la Shoá, quienes recurren una y otra vez a patrañas sobre supuestas conspiraciones del sionismo, no hacen otra cosa que pretender enmascarar su antisemitismo visceral y enfermizo; quienes anhelan y promueven la destrucción del Estado de Israel, incitan a un nuevo genocidio. Una de las lecciones de la Shoá es que fueron palabras de odio las que abonaron el camino a exterminio, por ello no se puede ni se debe tolerar, ni permanecer indiferente frente a las diatribas y amenazas del presidente iraní pronunciadas en el propio seno de las Naciones Unidas. El repudio y la condena constituyen la única respuesta posible para el líder teocrático y sus simpatizantes regionales”.
Concluidas las palabras del presidente de la DAIA, se invitó a los sobrevivientes de la Shoá presentes a subir al escenario, desde donde junto a todos los concurrentes se cantó el Himno de los Partisanos, con lo que concluyó el acto conmemorativo de Iom Hashoá Vehagubura, que tuvo durante su transcurso momentos muy emocionantes, como cuando se relataron las historias de sobrevivientes que fueron salvados de la muerte por el accionar de diversos Justos de las Naciones y también después de que el jazan Gabriel Fleischer entonara Kel Male Rajamín, oración fúnebre en memoria de los seis millones de judíos exterminados por el nazismo y la concurrencia hizo a continuación lo propio con el Kadish, la tradicional plegaria que se recita por los fallecidos.