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Diplomáticos y líderes judíos aplaudieron a la Asamblea General de las Naciones Unidas por su primera resolución ayer que condena al choque violento sirio contra sus manifestantes y elogió el hecho de que muchos países árabes votaron a favor de la medida.
La resolución de la AG, que es no vinculante, condenó a Siria y su líder, Bashar Assad, por violación brutal a los derechos humanos incluyendo “ejecuciones arbitrarias, excesivo uso de la fuerza y persecución y asesinato de manifestantes y defensores de los derechos humanos”. También denunció el uso de detenciones ilegítimas, desapariciones forzadas y tortura de detenidos.
Los países árabes, incluyendo Arabia Saudita, Qatar, Jordania, Morocco y Egipto, apoyaron a la resolución junto con Israel, Estados Unidos y la Unión Europea. Los países que se abstuvieron a la votación fueron Rusia, China, India y el Líbano. Trece naciones votaron en contra, incluyendo Irán, Corea del Norte y Siria. China y Rusia vetaron una resolución similar presentada ante el Consejo de Seguridad, lo que hubiese sido una resolución vinculante.
El embajador israelí en la ONU, Ron Prosor, dijo que la resolución reflejaba que “la comunidad internacional ha hablado” y que el voto ilustraba la pérdida de credibilidad de Siria incluso dentro del mundo árabe.
La embajadora americana en las Naciones Unidas, Susan Rice, dijo que al adoptar su primera resolución sobre los abusos de derechos humanos de Siria, la AG había “enviado un mensaje claro sobre que no acepta el abuso y la muerte como camino legítimo para retener el poder”.
“Este abrumador apoyo al pueblo sirio envía otro mensaje no ambiguo a Bashar Assad para que termine con su campaña de asesinato, detención y tortura. Como el presidente americano, Barack Obama, y otros líderes mundiales han dicho, seguramente es momento de que Assad se baje de su puesto”, dijo el director ejecutivo del Congreso Judío Americano, David Harris.
Sin embargo, Hillel Neuer, director ejecutivo del cuerpo de vigilancia de las Naciones Unidas NGO con base en Génova dijo que la resolución era “un poco más que un cordial pedido al régimen sirio de finalizar con la masacre de sus propios y pacíficos ciudadanos”.