Las críticas al Tribunal Oral Federal 3, integrado por Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo, fueron expresadas ayer a través de un escrito presentado por las entidades en la causa y en una conferencia de prensa en la que se oficializó la actitud que tomarán de ahora en más en el juicio oral, luego del apartamiento de los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia.
Los querellantes creen, por ejemplo, que el tribunal interrogó desigualmente a las víctimas del atentado y a los ex funcionarios públicos que declararon como testigos.
«Se investigó a quienes investigaron pero nada se investigó de los que están acusados», dijo la abogada de la DAIA, Marta Nercellas. Es que en el juicio oral se detectaron varias irregularidades de la investigación atribuidas al juez Juan José Galeano, también apartado del caso el año pasado, pero por la Cámara Federal.
«Dejamos de confiar un poco en estos jueces», expresó el titular de la AMIA, Abraham Kaul. Los abogados de la entidad, junto con los de la DAIA, volverán al juicio para responder los alegatos de los defensores de los acusados. En cambio, los familiares, tal como habían adelantado la semana pasada, se retiran del juicio, aunque no abandonarán el rol de querellantes.
La querella unificada también cuestionó haberse enterado «de casualidad» que el hombre fuerte de la SIDE Antonio Stiusso —quien no avala la acusación contra los ex policías— estuvo presente en Alemania cuando se le tomó declaración al ex espía iraní Abolghasem Mesbahi.
Pero para la querella unificada, «la gota que rebasó el vaso» es el apartamiento de los fiscales Mullen y Barbaccia, recusados por la defensa del reducidor de autos Carlos Telleldín.
«Afirmar que debe apartarse a los fiscales porque podrían hacer un uso indebido de las réplicas de los alegatos es, en definitiva, invocar una razón falsa que sólo puede estar encubriendo alguna otra motivación que permanece oculta», dijeron en su escrito.
Los jueces apartaron a los fiscales porque habrían estado enterados del pago de US$ 400 mil de la SIDE a la esposa de Telleldín el mismo día en que éste acusó por el ataque a los ex policías que están sentados junto a él en el banquillo de los acusados.
Según los jueces, los fiscales perdieron objetividad y podrían usar la réplica de los alegatos para defenderse ellos mismos.