JERUSALÉN.– Fuentes militares israelíes acusaron ayer al liderazgo en Damasco de Yihad Islámica de dar las órdenes para llevar a cabo anteayer un megaatentado suicida (llamado estratégico) en un colegio del norte de Israel. «Si los dos suicidas hubieran conseguido inmolarse en Yoknaem, en el colegio Ort Alon, en medio de 900 alumnos, habríamos atacado, como reacción, objetivos en Siria», afirmaron altos oficiales a la radio israelí Galei Tsahal. El miércoles por la tarde, los servicios secretos internos Shin Bet arrestaron a un militante de Yihad cerca de Jenín. En el interrogatorio, éste confesó que dos activistas de su movimiento se dirigían al colegio de Yokneam, al norte de Israel. Tras varias horas de búsqueda, les arrestaron cuando se refugiaban en la mezquita de Bardale, al norte del valle del Jordán. Los integristas, de 23 y 20 años, eran agentes de los servicios de seguridad palestinos que se unieron a Yihad. Uno de ellos trabajó en el pasado en ese colegio y su misión era guiar al hombre-bomba.
El viceministro de Defensa israelí, Zeev Boim, dijo que la financiación de este frustrado atentado provenía de Irán y que se entrenaron con los milicianos chiitas libaneses de Hezbollah pero las órdenes partieron de Siria. Los detenidos afirmaron que tuvieron que desplazarse hasta Bardale, en el norte de Cisjordania, y no pudieron infiltrarse por el camino más corto, entre Jenín y Yokneam, porque en la zona existe ya la verja o muro que construye Israel en Cisjordania.
El líder del departamento político de Hamas, Jaled Mashal, que vive en Damasco, declaró que sus militantes no tienen interés en negociar una tregua y que «la resistencia contra la ocupación en Cisjordania y Gaza debe continuar». Entre el martes y el miércoles, las fuerzas de seguridad israelíes lograron evitar tres atentados más cuyo objetivo era, según parece, impedir de antemano cualquier anuncio de tregua por parte de las trece organizaciones palestinas que se reúnen en El Cairo. Ayer, éstas empezaron a buscar un consenso. Las negociaciones, en medio de gran secretismo, tienen lugar en el edificio de la inteligencia militar en El Cairo y están encabezadas por el general egipcio Omar Suleiman, quien senaló ayer: «Una tregua condicional puede ser posible si recibimos garantías concretas de que Israel va a respetar una tregua similar, que incluye parar las incursiones en los territorios palestinos, cesar los asesinatos de nuestra gente y liberar a nuestra gente».
El Gobierno israelí parece dispuesto a reducir la intensidad de sus operaciones militares si en Egipto se consigue firmar una tregua, pero no se sumará oficialmente a la misma. El primer ministro palestino, Abu Ala, aclaró ayer a un grupo de congresistas norteamericanos con los que se reunió en Jerusalén Este que «si Israel quiere construir el muro en su territorio que lo haga, pero no un milímetro más allá de las líneas del 4 de junio del 67». «Habra tregua, pero ¿por cuánto tiempo?», se preguntaba ayer el analista israelí Danny Rubinstein.
Fte L.V.D