Ambos líderes aspiran a dejar el poder con algún éxito en el proceso de paz entre israelíes y palestinos, que fue relanzado en Estados Unidos el año pasado, durante una conferencia internacional en Annapolis, estado de Maryland (este)
"Usted puso en marcha el proceso de Annapolis, en el que estoy orgulloso de haber participado, y continúa bajo su dirección, con su apoyo y su inspiración", afirmó por su parte Olmert en breves declaraciones a la prensa en el Despacho Oval de la Casa Blanca. "Una solución con dos Estados es la única vía posible para resolver el conflicto en Oriente Medio", añadió el mandatario israelí.
Pero es poco probable que puedan anunciar logros espectaculares si se tiene en cuenta que Bush abandona la Casa Blanca el 20 de enero y Olmert dejará el cargo en medio de acusaciones de corrupción tras las elecciones de febrero próximo.
A pesar de la promesa del presidente electo, Barak Obama, de seguir respaldando el diálogo, las perspectivas de un acuerdo siguen siendo débiles, teniendo en cuenta que en Israel aún debe haber elecciones y la situación interna palestina, con un presidente respaldado por Occidente y un movimiento islámico -Hamas- en el poder que ha sido condenado por la comunidad internacional.
El encuentro entre Bush y Olmert, que los representantes israelíes consideran como "la posibilidad de celebrar una despedida con uno de los grandes amigos de Israel", también se centra en los esfuerzos por frenar el programa nuclear iraní.
Estados Unidos e Israel sospechan que Irán trata de desarrollar armas atómicas, acusación que rechazan los iraníes y una de las mayores preocupaciones de Bush. Olmert pretende explotar al máximo este punto de vista común en el poco tiempo que queda para tratar de conseguir nuevas medidas contra Irán antes de la llegada de Obama, que se ha pronunciado favorable al diálogo causando preocupación en Israel, anunciaron fuentes oficiales.
Olmert, que desayunó el viernes con la secretaria de Estado Condolezza Rice, se reunió en la mañana del lunes con el consejero de Bush para la Seguridad Nacional, Stephen Hadley, para asegurarse la firmeza de los compromisos adquiridos a favor de Israel antes del traspaso de poderes en Washington, como la ayuda sin precedentes de 30.000 millones de dólares para defensa escalonados en 10 años.
Rice afirmó el domingo que las negociaciones de paz están "tomando una buena forma" y que el fracaso del acuerdo se "debió principalmente a la situación política israelí" tras la dimisión de Olmert.
El primer ministro israelí también tenía previsto ver al vicepresidente Dick Cheney.
La aparición de los mandatarios ante la prensa tuvo tintes bastante personales, durante los cuales los dos aliados declararon su "amistad". Olmert expresó la "profunda gratitud" de los israelíes hacia "un dirigente valiente que tanto ayudó a Israel". "No olvidaré jamás que (usted) hizo desaparecer uno de los peligros estratégicos más amenazadores para Israel en su parte oriental, en Irak", dijo Olmert en referencia al derrocamiento de Sadam Hussein.
Tras las reuniones, Bush y su esposa agasajarán al matrimonio Olmert con una cena a solas.