Un tribunal holandés otorgó el martes un aplazamiento a la poda del castaño que Ana Frank veía desde su escondite cuando se ocultaba de los nazis en Ámsterdam, fallando a favor de los ecologistas que tratan de salvar el árbol.
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El juez J. Bade dijo que las autoridades de la ciudad deberían estudiar fórmulas para salvar al árbol de 150 años y no seguir adelante con los planes de talarlo el miércoles, pese a los temores de que podría desplomarse por estar infectado con unos hongos.
Tree Foundation, un grupo de conservacionistas, había acudido a la justicia para suspender la tala, alegando que análisis independientes indicaban que el castaño, de 27 toneladas, aún estaba sano.
Edwin Koot, de Tree Foundation, recibió con agrado la decisión. «La atención del mundo entero por este árbol demuestra lo importante que es Ana Frank», dijo a Reuters.
Las autoridades de Ámsterdam se vieron inundadas por mensajes de protesta procedentes de todo el mundo después de que ordenaran la tala la semana pasada, cuando los análisis del tronco mostraron que alrededor de tres cuartas partes del castaño estaban enfermas y el árbol podría caer en una tormenta.
Tree Foundation presentó al tribunal planes para apuntalar el árbol, uniéndolo al museo de Ana Frank con cables de acero, que aseguró costarían sólo unos pocos miles de euros y podrían prologar la vida del castaño durante décadas.
Pero Hans Westra, director de la fundación Ana Frank, dijo que le preocupaba que el árbol aún pudiera caer sobre el museo, que atrae casi 1 millón de visitantes al año, y agregó que preferiría que fuera talado y reemplazado por un injerto del original.
«Este árbol está tan enfermo y moribundo que es una amenaza para los edificios y personas que están trabajando allí. Prefiero los árboles vivos», aseveró a periodistas fuera del tribunal.
«Si tenemos un árbol joven, en 10 años habrá un árbol de 10 metros de altura. Será un hijo del árbol de Ana Frank», dijo.
El árbol se yergue en un patio detrás del almacén junto al canal en el que Ana Frank y su familia se escondieron de los nazis hasta 1944. La niña a menudo contemplaba el árbol desde el anexo secreto mal ventilado, mencionándolo varias veces en su diario.
«Nuestro castaño está lleno de brotes. Está cubierto de hojas e incluso está más bonito que el año pasado», escribió Ana tres meses antes de ser traicionada y arrestada en agosto de 1944.
Nacida en Fráncfort, la adolescente judía pasó dos años oculta con otras siete personas en un escondite detrás de un edificio de oficinas.
Ana y su hermana Margot murieron de tifus en el campo de concentración de Bergen-Belsen en marzo de 1945, pocas semanas antes de que fuera liberado. Su diario se convirtió en uno de los libros más leídos en todo el mundo tras su publicación en 1947.
/Por Gilbert Kreijger/.*.