El centro Ascent organiza cada año seminarios de estudio de la Kábala, cada vez más populares entre los judíos y no judíos que buscan respuestas y que esperan hallarlas en los textos esotéricos.
Sheree Sharan, 31 años, ha llegado de Chicago para sumergirse en esta ciudad ultraortodoxa y aspirar «su energía». «Estaba en búsqueda de la mística judía y Safed es el cuartel general de los estudios de la Cábala», dice.
Desde hace dos años Sheree se interesa por esta práctica, desarrollada en la Edad Media tras la publicación del Zohar, ‘El Libro del esplendor’, una colección de comentarios esotéricos de la Tora.
La Cábala tiene la reputación de llevar al desvarío a quienes se hunden en sus misterios y las interpretaciones esotéricas de los textos sagrados han fascinado desde siempre a las personas sensibles a sus aspectos mágicos.
Devori Sacks, por su lado, ha venido a Safed para «recentrarse» en ella misma. «Quiero concentrarme en mí, olvidar los aspectos materialistas de la vida», cuenta esta neoyorquina de 24 años. La Cábala, dice, «explica nuestro comportamiento, mejora nuestra vida».
El rabino Mordechai Siev, director del programa en inglés del centro Ascent, afirma que entrar en los textos religiosos permite que los nuevos iniciados «se conecten con su alma», pero, advierte, «no estamos aquí para predecir los acontecimientos como creen algunos».
El punto culminante del seminario es el ascenso de la luna. Los estudiantes, junto a miles de fieles, deambularán en el cementerio de la ciudad para visitar la tumba del más conocido de los kabalistas, el rabino Isaac Luria, también llamado ‘Ari el santo’, muerto en 1572.
Cabalista desde hace 30 años e invitado del centro, Schlomo Schwartz, que enseña en Los Ángeles, ha visto como en los últimos años el interés por la Cábala ha ido creciendo.
«La Cábala se ha vuelto popular. Gracias a Dios, Madonna la puso en las primeras páginas de los periódicos», se congratula, precisando que «los rabinos no son tan célebres como Madonna, no aparecen en MTV», la cadena musical de televisión.
Si bien algunos rabinos agradecen esta publicidad, a la vez alertan contra los excesos y las prácticas que parecen ser de un culto pagano, no siempre desinteresado, al punto que preocupan a las asociaciones antisecta de Europa.
La tradición judía impone limitaciones draconianas al estudio de la Cábala, reservado sólo a los judíos varones, casados, con más de 40 años de edad y, sobre todo, con largos estudios del Talmud en su pasado.