Tras dos horas de intensas conversaciones en el Parlamento, el líder laborista, Ben Eliezer, y Sharón no consiguieron, al parecer, resolver una divergencia de forma sobre el texto del documento alcanzado a primera hora de la tarde para resolver la crisis.
Las conversaciones se estancaron porque en el texto del documento, que ya estaba escrito, el primer ministro rechazaba que apareciera la palabra «asentamientos» ni ninguna otra que hiciera referencia a ellos.
Fuentes políticas señalaron que la atmósfera en la oficina de Sharón fue «explosiva», a pesar de que ambos líderes políticos son amigos.
Tras salir de la reunión, Ben Eliezer dejó en la secretaría del gobierno su carta de dimisión, a la que siguió la de los otros seis ministros de esa formación.
Según las reglas parlamentarias, las cartas de dimisión entrarán en vigor 48 horas después de ser entregadas en la secretaría del Gobierno, lo que aún da margen de tiempo a Sharón para disuadir a Ben Eliezer.
Ben Eliezer podría ser sustituido como ministro de Defensa por el que fuera jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Saúl Mofaz, que dirigió el pasado mes de abril la llamada operación «Muro de Defensa» contra Cisjordania, una de las más sangrientas y devastadoras que han sufrido los palestinos.
El Parlamento aprobó en primera lectura los Presupuestos Generales del Estado para 2003 por 67 votos a favor, 45 en contra y dos abstenciones.
El Partido Laborista se opuso porque exigía a Sharón un recorte de 150 millones de dólares en los presupuestos destinados a los asentamientos judíos para destinarlos a ayuda social.
«En las condiciones socio-económicas tan difíciles en que las vivimos, hemos dichos que no puede ser que haya niños hambrientos, ni que se perjudiquen las pensiones de los jubilados, y por eso pedimos reabrir los presupuestos», afirmó previamente Ben Eliezer en el Parlamento al justificar su negativa a votar a favor.
Y añadió que «estaba seguro de que el primer ministro y el ministro de Finanzas responderían a nuestras demandas sobre el Presupuesto».
Por su parte, Sharón que también compareció en la Cámara subrayó que «continuaremos gobernando con responsabilidad en este país», lo que ha sido interpretado por las analistas israelíes como una advertencia de que no convocará elecciones anticipadas a pesar de la difícil situación en queda el «Likud» tras la salida de los laboristas.
La salida del Partido Laborista del gobierno de unidad nacional deja a Sharón con 55 de los 120 diputados del Knéset, por lo que deberá aliarse con la extrema derecha de Unión Nacional-Israel Betenu y Jerut, para gobernar.
Se trata de ocho diputados que ya han condicionado su entrada a una política de respaldo masivo a los asentamientos y a la aplicación de «mano dura» contra los palestinos por lo que se prevé un giro, aún más si cabe, hacia la derecha en el Gobierno de Israel lo que no favorece al proceso de paz con los palestinos.
Sin embargo, en estas condiciones de escaso margen político, Sharón también podría convocar elecciones anticipadas, que se celebrarían en 90 días.
Las elecciones generales están previstas en principio para octubre de 2003. EFE cps-el/ll
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