El Ayuntamiento de Barcelona presentó hoy la señalización de las antiguas juderías, situadas en las inmediaciones de la plaza de Sant Jaume. Este proyecto se suma a una nueva edición de la Guía Histórica del Call, en la redacción de la cual ha colaborado la comunidad judía de la ciudad.
Los primeros escritos que ponen de manifiesto de la existencia de una comunidad judía organizada en la ciudad datan del siglo VIII, explicó a Europa Press Jai Anguita, rabino de la comunidad judía Bet Shalom, de tendencia progresista, que es una de las cuatro que existen a día de hoy en la ciudad.
«Hubo una presencia continuada de judíos hasta 1391, cuando tras los ‘avalots’ se asaltó la judería, que significó la muerte para muchos judíos, la conversión de muchos otros y la desaparición de la vida organizada de la comunidad», añadió Anguita.
El orden de los Reyes Católicos de expulsar a los judíos de la península, en 1492, impidió la recuperación de la vida comunitaria de los judíos sefardíes en Barcelona.
A principios del siglo XX, Barcelona recuperó la presencia de judíos, que recuperaron una comunidad. Su vida fue efímera, ya que cerró sus puertas en la Guerra Civil y durante los primeros años del franquismo, ya que el nacionalcatolicismo de la época impedía que estuvieran abiertos los lugares de culto no católicos. Tras la aprobación del ‘Fuero de los Españoles’ en 1945, la sinagoga de la ciudad reabrió sus puertas, e incrementó su número de miembros «con la llegada de muchos judíos europeos víctimas del Holocausto».
En la actualidad, Barcelona cuenta con cuatro sinagogas de sensibilidades distintas: progresistas, liberales, conservadores y ortodoxos.
«SOCIEDAD BIEN ORGANIZADA».
Anguita precisó que en la judería barcelonesa «había todo lo que requiere una sociedad bien organizada», ya que todos los niños y niñas eran escolarizados y «había instituciones de beneficiencia pública y bienetar como un hospital», algo «avanzado» en el periodo medieval.
Prueba de la importancia que tuvo la comunidad judía en Barcelona, explica Anguita, es que en la ciudad hubieron hasta cinco sinagogas. «Barcelona fue un cruce de caminos entre el judaismo racionalista del sur de la península, con figuras como Maimónides, con el misticismo de la cábala de la Provenza y Girona», concreta el rabino.