Durante el mes de mayo se produjo una situación peculiar en la comunidad judía, tres importantes publicaciones, cuya temática central es el antisemitismo, fueron presentadas por dos importantes instituciones comunitarias a la vez que se encontró una documentación esclarecedora sobre el ingreso de nazis al país luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial.
Que simultáneamente dieran a la luz estas publicaciones en el término de 30 días ha sido seguramente una casualidad, al igual que hace algo más de una semana se hiciera público el casual hallazgo del pasaporte de la Cruz Roja con el que Adolf Eichmann ingresó a la Argentina en julio de 1950, bajo el nombre de Ricardo Klement.
La DAIA presentó, como ya es tradicional, en la Feria del Libro el «Informe sobre antisemitismo 2006» y en la sede del CONSUDEC, el 29 de mayo, el Nº 24 de la Revista Índice dedicada al «Antisemitismo: La vigencia de un viejo prejuicio y su impacto en la cultura». Ambos trabajos son el resultado de la labor que desarrolla el CES – Centro de Estudios Sociales de la DAIA.
El licenciado Claudio Avruj, Director Ejecutivo de la DAIA, en la introducción de la Revista Índice, explica que la elección del tema responde a dos motivaciones, la primera que «En nuestros días el antisemitismo nuevamente llega a ser un factor importante que no depende de la real incidencia de los judíos en sus países de residencia», y la segunda que con esta publicación de Índice se comienza «a celebrar los 40 años de vida y trabajo ininterrumpido del Centro de Estudios Sociales de la DAIA».
A su vez la Fundación Memoria del Holocausto – Museo de la Shoá comenzó, el 22 de mayo, el Nº 28 de su publicación periódica Nuestra Memoria, que transcribe las ponencias centrales presentadas en el Congreso Latinoamericano para el Aprendizaje y Enseñanza del Holocausto-Shoá en el cuál se abordaron especialmente las «Políticas de la Memoria y la Pedagogía de la Transmisión», realizados en la sede del Museo a fines de octubre 2006.
A su vez el casual hallazgo del pasaporte de Ricardo Klement y la decisión de la Juez Federal María Servini de Cubría de entregarlo para su preservación al Museo de la Shoá de Buenos Aires, además de ser un público reconocimiento a la institución es una prueba más de la facilidad con que los nazis pudieron emigrar al país luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, mientras que los judíos debieron hacerlo en forma ilegal, permaneciendo en esa condición hasta el Gobierno Nacional dispuso de una amnistía que les permitió regularizar su situación y poder acceder a una documentación argentina, que Adlof Eichmann y cientos o miles como él obtuvieron de inmediato.
La amplia cobertura realizada por los medios periodísticos del país del momento en que la Juez Federal Servini de Cubría le entregó a las autoridades del Museo de la Shoá el pasaporte utilizado por Adolf Eichmann para ingresar como inmigrante a la Argentina evidencia la intención de explicar quien fue ese funcionario de las SS que tuvo un papel preponderante en la aniquilación de los judíos europeos que instrumentó y llevó a cabo el nazismo. Es decir que para los medios la población desconoce quien fue Adolf Eichmann.
Las tres publicaciones que fueron editadas en el mes de mayo, son trabajos de un alto rigor científico que intentan mantener presente en la memoria el significado de la Shoá, pero es esto suficiente. Seguro que no, que es necesario continuar en esta tarea, tal como lo hace el Centro de Estudios Sociales de la DAIA y la Fundación Memoria del Holocausto – Museo de la Shoá, investigando y organizando importantes actividades académicas y educativas, resultado del trabajo de investigadores, educadores, funcionarios y dirigentes voluntarios, entre los que se destaca el doctor Mario Feferbaum.
EACh.
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