Santificada por la religión y la tradición, por la historia y la teología, por sus lugares santos y templos, Jerusalem es una ciudad reverenciada por judíos, cristianos y musulmanes. Refleja el fervor y la piedad de las tres principales religiones monoteístas, cada una de las cuales está ligada a Jerusalem por la veneración y el amor.
El lazo judío con Jerusalem nunca ha sido roto. Durante tres milenios Jerusalem ha sido el centro de la fe judía, manteniendo su valor simbólico a través de las generaciones. Los judíos que fueron exiliados después de la conquista romana y dispersos por el mundo entero, nunca olvidaron a Jerusalem. Año tras año repitieron «el próximo año en Jerusalem». Jerusalem se convitió en el símbolo del anhelo de los judíos, en todo lugar, de volver a su tierra. Fue invocada por los profetas, evocada en las oraciones cotidianas y loada por los poetas hebreos en cada país.
El Monte Moriá, donde una vez estuvo el Templo; el Muro Occidental, único remanente del mismo, que ha sido el foco de las oraciones y los anhelos de los judíos durante diecinueve siglos; la Tumba de David en el Monte Sión; y el antiguo cementerio en el Monte de los Olivos, donde durante siglos han sido enterrados judíos, todos ellos están imborrablemente grabados en la conciencia judía.
Cientos de sinagogas identificadas con las diversas tendencias en el judaísmo, así como con agrupaciones étnicas y geográficas, desde Túnez a Afganistán y desde Varsovia a Nueva York, sirven a la población judía de Jerusalem.
Para los cristianos, Jerusalem es el lugar en el que Jesús vivió, predicó, murió y resucitó. Aunque la Iglesia ha enfatizado la Jerusalem celestial más que la terrenal, lugares mencionados en el Nuevo Testamento como los sitios de su ministerio y pasión han atraído peregrinos y fieles durante siglos. Entre esos sitios se cuentan la Iglesia del Santo Sepulcro, el Jardín de Getsemaní, el sitio de la Ultima Cena, y la Vía Dolorosa con las catorce estaciones de la Cruz.
Los derechos de las diversas Iglesias cristianas de custodiar los lugares santos cristianos en Jerusalem fueron definidos en el curso del siglo XIX, cuando Jerusalem formaba parte del imperio otomano.
Conocido como el «arreglo del status quo sobre los lugares santos cristianos en Jerusalem», estos derechos continuaron vigentes durante el período del Mandato Británico y se mantienen hasta el día de hoy.
La comunidad cristiana de Jerusalem comprende las sectas ortodoxa oriental, monofisita, católica romana, uniata y protestante. Fuera de la comunidad armenia, que en su mayoría son descendientes de los refugiados que Ilegaron de Turquía en la década de 1920, la gran mayoría de los cristianos de Jerusalem descienden de las antiguas comunidades cristianas del período bizantino.
De acuerdo al Islam, el profeta Mahoma fue transportado milagrosamente desde La Meca a Jerusalem y desde aquí ascendió al cielo. La Cúpula de la Roca y la mezquita de Al – Aqsa («la remota»), ambas construídas en el siglo VII, hicieron definitiva la identificación de Jerusalem como «el Lugar Remoto» mencionado en el Corán, y es un lugar santo después de La Meca y Medina. La literatura de alabanza a las virtudes de Jerusalem – el Fadhail al-Kuds, floreció en el mundo musulmán.
El primer encuentro de Jerusalem con el Islam – en el siglo VII – fue también el primer encuentro con los árabes que eran apóstoles del Islam y que, bajo su bandera, conquistaron un vasto imperio. La mayoría de los musulmanes que viven hoy en Jerusalem son sunitas.
La libertad de culto y la protección de todos los lugares santos están asegurados en la Declaración de la Independencia de Israel. Los lugares santos son administrados por sus respectivas comunidades y el libre acceso a ellos está garantizado por ley.