Mohsen Baharvand añadió hoy sábado en unas declaraciones a IRNA: «En el caso de que se den garantías legales de que se evitará la politización de este expediente, Irán estaría dispuesto a responder a todas las acusaciones con argumentos sólidos y demostrar así su inocencia.»
La explosión de la AMIA tuvo lugar hace trece años, en julio de 1994, y a raíz de la misma fallecieron 85 personas. Entonces, un tribunal argentino acusó a varios diplomáticos iraníes de estar implicados en el atentado, pero Teherán siempre ha negado las acusaciones y ha señalado la existencia de una trama urdida por los sionistas y EEUU.
La nueva campaña levantada contra Irán para volver a acusar a este país en esta explosión tiene lugar a pesar de que hace dos años quedó en evidencia el juzgado que instruía el caso, por falsificación de pruebas, cohecho y desviación del expediente, en lo que también estaba implicado el fiscal, y, en consecuencia, fue depuesto para siempre de su cargo el juez que instruía el caso.
De todas formas, Argentina ha puesto nuevamente el caso en manos de la Interpol, con lo que busca que éste organismo policial internacional emita una orden de búsqueda y captura contra los diplomáticos iraníes acusados desde el principio, a los que han sumado a varios de los más altos dignatarios del Estado de la República Islámica de Irán.
Sobre la próxima reunión de la comisión ejecutiva de la Interpol en la que se estudiará la emisión de la citada orden de búsqueda y captura, solicitada por el aparato judicial argentino, Baharvand declaró: «La Interpol es un organismo imparcial internacional y con una capacidad suficiente moral. Pese a ello, este organismo policial ha sido presionado por algunos países como EEUU para que emitan una orden de búsqueda y captura contra los iraníes.»
Baharvand, máximo responsable de la embajada de iraní en Argentina resaltó: «EEUU no busca la justicia sino que sigue las líneas de una agenda de trabajo concreta para aislar a la República Islámica de Irán, y, en este sentido, las instituciones técnicas y especializadas son utilizadas, sin tener en cuenta de que sus actuaciones arruinan el orden de las organizaciones internacionales.»
«Advertimos a la Interpol que no se deje presionar y que se mantenga al margen de estos juegos políticos», agregó.
«En el caso de que entren este juego político, la emisión de una orden de detención contra los iraníes no sería el final, e Irán siempre haría un seguimiento de la cuestión y sería posible que la Interpol se las viera con peticiones de detención similares realizadas por Teherán», advirtió.
El encargado de negocios de la embajada iraní en Buenos Aires indicó: «Además de la naturaleza infundada de las acusaciones lanzadas contra los iraníes, ahora el caso adquiere automáticamente tintes políticos con estar órdenes de detención, mientras que según sus propios estatutos, la Interpol no puede inmiscuirse en asuntos políticos.»
«Casi todas las instituciones defensoras de los derechos humanos que operan en Argentina han anunciado explícitamente y por escrito que la orden de detención contra los iraníes emitida por la Interpol podría ser un atentado contra los derechos humanos por parte de este organismo», argumentó.
Después de recordar Baharvand de que hasta la fecha el aparatado del Estado de Argentina no ha abordado de manera contundente el caso de la AMIA y de que algunos radicales han visto en el mismo una ocasión para lanzar infundios y acusaciones contra Irán, lamentó que todo esto haya perturbado las relaciones entre Buenos Aires y Teherán.
Baharvand sugirió que Irán y Argentina «deberían actuar bajo un programa conjunto, para que ambos pueblos puedan beneficiarse de los intereses materiales y espirituales que se derivan de las relaciones entre ambos países.»
Baharvand se refirió a Argentina como uno de los países importantes de Sudamérica, y reiteró que Teherán desea mantener unas relaciones amistosas con Buenos Aires fundamentadas en el respeto mutuo.
«Ambos países poseen mucho potencial para impulsar sus relaciones, potencial que podría ser activado mediante la lógica y la sabiduría», concluyó.
Irna