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Teherán mantiene su programa nuclear en la víspera del ultimátum de la ONU

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En los próximos días, El Baradei entregará al Consejo de Seguridad un informe en el que confirmará que Irán ha proseguido, e incluso reforzado, sus actividades nucleares. El documento abrirá la posibilidad de un reforzamiento de las sanciones económicas y diplomáticas, aprobadas en agosto.

El mediador iraní sostuvo que la voluntad de Irán es continuar mediante el diálogo, sin por ello renunciar a la producción de combustible nuclear para fines civiles, sometiendo el programa a la supervisión de los inspectores del OIEA. Según Lariyaní, la exigencia de suspender el enriquecimiento de uranio «no es del OIEA, sino una decisión política de ciertos países que chantajean a Irán».

El rechazo a frenar el programa nuclear fue reforzado por el propio presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que se declaró dispuesto a suspender el enriquecimiento de uranio siempre que sus interlocutores hicieran lo mismo. Este requisito, a punto de terminar el ultimátum de la ONU, equivalía de hecho a un rechazo. Aún así, los observadores apreciaron un tono más conciliador en su discurso, que eludió los ataques enardecidos a Occidente e insistió en el diálogo.

«No hay problema alguno en cerrar las fábricas de producción de combustible nuclear para así dialogar, pero nuestros interlocutores también deberían detener su ciclo de combustible nuclear para de esta manera poder dialogar y buscar soluciones en condiciones de igualdad», declaró Ahmadineyad, citado por la agencia oficial Irna, durante una visita a la ciudad de Rasht, a orillas del Caspio.

La posición de Irán no ha variado, pero al poner una condición imposible, Ahmadineyad está diciendo que una vez que han logrado enriquecer uranio, pertenecen al club nuclear y que, una vez que la comunidad internacional reconozca este hecho, estaría dispuesto a negociar el alcance del programa. Varios portavoces iraníes han insinuado en los últimos días la posibilidad de dar garantías de que no enriquecerán uranio por encima del 4%, un porcentaje suficiente para obtener combustible nuclear, pero lejos del 80% que como mínimo se necesita para una bomba atómica.

A pesar de la negativa iraní, los países occidentales están convencidos de que tal es el objetivo último de su programa nuclear. Además, Israel y Estados Unidos insisten en la inmediatez de tal amenaza, pero la mayoría de los analistas creen que aún le quedan entre dos y tres años para dominar la tecnología y lograr enriquecer uranio a escala industrial, un paso necesario para obtener el material fisible.

«En estos momentos no se esperan concesiones de parte de Europa», dijo ayer en Viena el ministro belga de Asuntos Exteriores, Karen de Gucht, quien en calidad de presidente de la comisión de sanciones (contra Irán) del Consejo de Seguridad de la ONU, también conversó con Lariyaní en la capital austriaca.

Las sanciones económicas y diplomáticas impuestas por la ONU son, según el negociador iraní, «posiciones extremistas que no conducen a nada». «¿Acaso la resolución ha tenido alguna influencia sobre la evolución de nuestra tecnología?», se preguntó. Según Lariyaní, el caso iraní servirá de «barómetro» para la supervivencia del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP). «En Irán estamos interesados en continuar con nuestro programa nuclear de acuerdo con el TNP, bajo la supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica, mientras que hay otros países que no se someten al TNP, que han desarrollado armamento nuclear, y sin embargo no se imponen sanciones contra ellos», dijo sin citar específicamente a Israel, o a Pakistán o India.

En cualquier caso, la crisis abierta amenaza con retrasar, por parte de Rusia, la entrega a Irán de la central nuclear del Bushehr, fijada para el próximo septiembre. Un portavoz ruso anunció el lunes que el calendario se podía ver afectado por la demora en los pagos, extremo que niegan los portavoces iraníes. Los observadores sospechan que la queja rusa pueda ser un pretexto para no comenzar el traslado del combustible nuclear antes de que se solucione la situación de Irán ante el OIEA. El suministro estaba previsto para el mes que viene, pero si no se soluciona el contencioso, Moscú podría encontrarse en una situación embarazosa.
El Pais

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