El demógrafo israelí Sergio Della Pergola ha aconsejado al Poder Ejecutivo y al ayuntamiento de Jerusalén renunciar a los más de veinte barrios y aldeas palestinas anexadas a la ciudad.
Della Pergola, miembro de un equipo de investigadores comisionados por el Gobierno a fin de preparar un «plan maestro» para Jerusalén, y de otro destinado a trazar «plan maestro estratégico» para el municipio, sostiene esa opinión en un artículo incluido en un libro con motivo de la «reunificación» de la ciudad, cuyo sector árabe estuvo bajo domino jordano hasta esa guerra.
Otro de sus consejos es crear un Estado -que no sea el israelí ni uno palestino- en la vieja ciudad de Jerusalén, donde se encuentran los santuarios judíos, cristianos y musulmanes, y hacerlo siguiendo el modelo de El Vaticano en Italia.
En esa zona de aproximadamente un kilómetro cuadrado de encuentran el Muro de los Lamentos que veneran los judíos: el Santo Sepulcro en el Monte Gólgota, y las mezquitas de Al Aksa y Omar, terceras en la jerarquía del Islam.
El demógrafo prevé que la población árabe en Jerusalén -hoy con unos 230.000 vecinos- superará a la judía hacia el año 2020, y por tanto, afirma, es preferible «renunciar a partes del territorio de la ciudad donde la mayoría de los residentes son palestinos».
Es en Jerusalén oriental o «árabe» donde los palestinos aspiran a establecer la capital de un futuro Estado en la franja de Gaza y en Cisjordania, uno de los puntos cruciales en caso de reanudarse las negociaciones de paz entre ambos pueblos.
Desde la Guerra de los Seis Días, el porcentaje de la población judía en Jerusalén se redujo del 73,5 por ciento a un 66 por ciento, entre otros motivo porque los jóvenes se trasladan a otras localidades en busca de empleo.
Un tercio de los 650.000 habitantes de Jerusalén, considerada la ciudad más pobre del país y sede del Gobierno desde 1949, son miembros de la comunidad judía ortodoxa.
Según la tendencia actual, dice Della Pergola, dentro de 14 años la mayoría judía se reducirá a un 60 por ciento en Jerusalén, consagrada capital eterna e indivisible del pueblo hebreo y de Israel por una ley parlamentaria de 1981.
Hasta ahora, los que propugnaban también excluir las zonas árabes anexionadas del perímetro municipal de la Jerusalén judía eran en general políticos de la izquierda.
La propuesta más importante fue hecha en 2000 por el Gobierno entonces a cargo del dirigente laborista Ehud Barak, que aceptó una división de Jerusalén según un plan de paz con los palestinos recomendado por el presidente de Estados Unidos Bill Clinton.
La proposición de Clinton consistía en que las áreas de Jerusalén en las que residen judíos quedarían dentro del territorio de Israel, y la mayoría de las habitadas por los árabes serían transferidas a la Autoridad Palestina (AP).
Barak, quien concurre para asumir el liderazgo del Partido Laborista y volver al poder, también estaba dispuesto a una división en el control de la ciudad vieja de Jerusalén, donde se encuentran los santuarios de las tres grandes religiones monoteístas.
Aurora