La noticia de la marcha de Halutz ha sido especialmente bien acogida entre los considerados ‘enemigos’ de Israel. Desde Líbano, la milicia chií libanesa Hezbolá consideró que la decisión del máximo responsable militar israelí es una prueba más de que derrotaron a Israel en la guerra de este verano. La cadena de televisión de Hezbolá, Al Manar, interrumpió su retransmisión para informar de la renuncia de Halutz.
Desde la franja de Gaza, el diputado de Hamás Mushir al Masri dijo que la dimisión del jefe del Estado Mayor y la inminente investigación contra Olmert «demuestran que el Gobierno sionista es débil» lo que debería espolear a los palestinos «a seguir con la resistencia y la Yihad».
Por su parte, un portavoz de los Comités de Resistencia Popular consideró que Halutz está siendo castigado «por la sangre derramada en Líbano», mientras que el portavoz del brazo militar de Hamás, Abu Obaidah, opinó que su renuncia se debe no sólo a la guerra de Líbano sino también a su incapacidad para acabar con la resistencia en Gaza.
«Halutz no consiguió devolver a casa a Gilad Shalit (el soldado israelí secuestrado por milicianos palestinos) ni frenar los cohetes», señaló a la radio israelí, añadiendo que se renuncia «demuestra que una solución militar no es útil y que Israel ha fracasado».