La Policía israelí ha puesto en marcha un dispositivo para garantizar la seguridad durante el Año Nuevo, que no es fiesta en este país (donde las conmemoraciones siguen el calendario judío), pero que los particulares celebran cada vez más.
El jefe de la Policía, Moshe Karadi, ha informado que desde el pasado jueves se han aumentado los controles en carreteras y en torno a lugares de diversión, y que estas medidas se intensificarán esta noche para evitar sobre todo que quienes celebran el Año Nuevo según el Calendario Gregoriano conduzcan bebidos.
Según la División de Operaciones Policiales, miles de agentes de las policías locales y nacional, de guarda-fronteras y de los cuerpos de voluntarios patrullarán los centros de las ciudades y establecerán controles en los accesos a las urbes hasta el día de mañana.
El Año Nuevo se ha venido celebrando ‘con creciente entusiasmo’ en Israel, precisó la Policía, que señaló que, pese a que el 1 de enero es laborable en el país, en estos días es cuando más se bebe.
‘Los israelíes -señala el diario ‘Yediot Aharonot’ en un artículo satírico- no celebramos el Año Nuevo el 31 de diciembre. No señor, muchas gracias, tenemos nuestro propio Año Nuevo. Celebramos ‘Fiestas de Silvestre’ en las que la principal diversión es emborracharse y criticar como van vestidos los demás’.
Por ello, añade el articulista, ‘los judíos no nos deseamos feliz año nuevo el 1 de enero, sino que nos lamentamos por las pérdidas del año anterior’.
Los israelíes intercambian deseos de felicidad con ocasión del Año Nuevo judío, Rosh Ashanah, que suele caer a finales de septiembre y que es una de las fiestas más importantes.
El calendario judío comprende otros dos años nuevos que no son festivos, uno para los árboles, que suele caer en febrero y que se conmemora sobre todo en las escuelas con paseos a los bosques y operaciones de reforestación, y uno para los reyes que coincide más o menos con la Pascua.
Este año el día de San silvestre coincide, por otra parte, con la Fiesta musulmana del Sacrificio por lo que la policía israelí ha cerrado estos días para judíos y cristianos el acceso al Monte del Templo, donde se encuentra el Muro de las Lamentaciones, pero también la Explanada de las Mezquitas.