Por: Sergio Dattilo La necesidad de que la Argentina cuente con una ley
antiterrorista será el tema central de la agenda que llevará Aldo Donzis,
flamante presidente de la DAIA, al despacho del vicepresidente y titular del
Senado Daniel Scioli. Si bien la reunión es parte de la recorrida protocolar
que inició Donzis la semana pasada en su visita al ministro del Interior,
Aníbal Fernández, Scioli -que suele hacer gala de su excelente relación con
la comunidad judía-, escuchará también agradecimientos por la adhesión de la
Argentina al denominado Tratado de Roma, que crea la Corte Penal
Internacional, un organismo que tiene como misión perseguir y condenar
crímenes contra los derechos humanos. También se escucharán allí
congratulaciones por la actitud del gobierno nacional en relación con el
gobierno islamista de Irán y a su negación de la Shoá (llamada
«Holocausto»). Sin embargo no todas serían rosas: la delegación que encabeza
Donzis reclamará que el fallo del juez de la causa AMIA, Rodolfo Canicoba
Corral, en lo que hace a declarar crímenes de lesa humanidad a los atentados
terroristas, lo que según la legislación internacional los hace
imprescriptibles, tenga correlato en la legislación argentina. En otras
palabras, según el trascendido, los dirigentes comunitarios le sugerirían a
Scioli la posibilidad de que el Congreso Nacional también declare, a través
de una ley nacional, la imprescriptibilidad de atentados como los que
costaron la vida a 86 personas en julio de 1994 en la AMIA. De todos modos,
este tema suele ser ríspido en los diálogos entre la comunidad judía y el
gobierno nacional. Sucede, como es público y notorio, que no son pocos los
integrantes de los diversos poderes del Estado que participaron en los años
setenta de algún grupo que eligió las armas y las bombas como forma de hacer
política, y si se declaran imprescriptibles los hechos terroristas, no pocos
podrían ser al menos acusados ante los estrados judiciales por lo que
hicieron por aquellos años. Diálogo tenso Se dice incluso que fue ésa la
cuestión que más tensó el diálogo entre Cristina Fernández de Kirchner y los
más altos dirigentes de la comunidad judía internacional en Nueva York hace
algunos meses: la senadora bonaerense llevó una agenda explicando la
posición claramente antidiscriminatoria de su gobierno, y los dirigentes le
respondieron que eso «lo habla con la DAIA; lo que queremos saber nosotros
acá es por qué no salió todavía el dictamen del fiscal Alberto Nisman
pidiendo la extradición de doce iraníes, que sabemos está listo desde hace
mucho tiempo». Se sabe ahora que no sólo era el tema de un posible tercer
atentado lo que detenía la difusión de dicho dictamen: también el de
declarar crimen de lesa humanidad a ese atentado, poniéndolo a resguardo de
futuras prescripciones por el paso del tiempo. El tema Irán también será
objeto del encuentro entre dirigentes y Scioli. La comunidad judía está más
que inquieta por la propuesta del senador cordobés y kirchnerista Roberto
Urquía, en el sentido de conformar en el Senado una «comisión amigos de
Irán». La cuestión viene meneándose desde hace algún tiempo, al punto que
una de las últimas misiones de Jorge Kirszenbaum, el anterior presidente de
la DAIA, fue entrevistarse con este empresario devenido legislador (es el
principal exportador de aceite de soja) para solicitarle que reviera su
iniciativa. Según trascendió, Urquía habría argumentado que «no veo qué
tiene de malo ser amigo de Irán», y Kirszenbaum le habría respondido que
«ante la evidencia de que Irán estuvo detrás de los atentados contra la
Embajada de Israel y contra la AMIA, o sea contra territorio nacional, es
como pensar que en el Senado de Estados Unidos en 1942 alguien hubiera
propuesto conformar una comisión amigos de Japón». El hecho tomó tanto vuelo
que la delegación de la DAIA en Córdoba se entrevistó con Urquía y después
sus pares de Santa Fe con el senador Carlos Reutemann (que había adherido
«prima facie» a la comisión) con el mismo objetivo. El santafesino desistió
de inmediato, pero el cordobés parece decidido a avanzar por ese conflictivo
sendero. Como se ve, aun cuando el temario inicial del encuentro
Scioli-Donzis parece meramente protocolar, el real será bastante más
complejo. En las próximas semanas el dirigente seguirá con su presentación
en sociedad ante el titular de Diputados, Alberto Balestrini, y el jefe del
Gobierno porteño, Jorge Telerman. Y se espera que el presidente Néstor
Kirchner lo reciba antes de que termine enero, de regreso de sus 10 días de
vacaciones.