.- La conferencia sobre el Holocausto organizada por las autoridades iraníes, que pone en duda la magnitud y la existencia de la Shoah, provocó ayer una ola de indignación mundial. Gobiernos, expertos y activistas de todo el mundo la criticaron duramente y la calificaron como una manifestación de odio antisemita divorciada de la realidad.
Las tesis revisionistas sobre el genocidio nazi y una nueva escalada verbal contra Israel del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad -quien aseguró que Israel «pronto desaparecerá»-, marcaron la última jornada de la conferencia celebrada en Teherán.
La canciller alemana, Angela Merkel, condenó «en los términos más enérgicos» la iniciativa, durante una conferencia de prensa conjunta en Berlín con el primer ministro de Israel, Ehud Olmert. «Alemania no aceptará jamás» ese tipo de acontecimiento, dijo Merkel.
Olmert indicó, antes de viajar a Alemania, que la conferencia iraní «es nauseabunda y demuestra la amplitud del odio» de Irán hacia los judíos y el Estado hebreo. La reunión demuestra el «carácter inaceptable» del gobierno iraní y el «peligro» que representa Irán para Occidente, subrayó el jefe del gobierno israelí.
La conferencia en Teherán causó especial indignación en Europa, donde en muchos países es un delito negar públicamente el Holocausto.
El premier británico, Tony Blair, dijo que la reunión es una prueba del extremismo de Ahmadinejad. «Es un claro símbolo de sectarismo y odio contra gente de otra religión. Me parece simplemente increíble», dijo.
Por su parte, Estados Unidos aseguró que la conferencia iraní es una «plataforma para el odio» y una «afrenta» al mundo civilizado.
Para el Vaticano, el Holocausto fue «una tragedia enorme ante la que no se puede quedar indiferente».
El vicepresidente de la Comisión Europea, Franco Frattini, reprobó la conferencia de Teherán y reprochó cualquier intento de «negar, trivializar o minimizar» el Holocausto, los crímenes de guerra o los crímenes contra la humanidad.
«El reflorecimiento de tesis negacionistas o revisionistas es inaceptable», sostuvo, en tanto, el canciller francés, Philippe Douste-Blazy. También hubo críticas desde Italia y Austria.
En la conferencia en Teherán, que concluyó ayer con la formación de una comisión que investigará el tema, Ahmadinejad afirmó que Israel «pronto desaparecerá», tal como sucedió con la Unión Soviética. «Cuando dije que ese régimen va a desaparecer, expresé lo que los pueblos tienen en su corazón», señaló.
En el pasado, Ahmadinejad calificó de «mito» la Shoah, puso en duda su magnitud, afirmó que había sido utilizada para justificar la creación del Estado de Israel y recomendó que este país fuera «borrado del mapa».
La mayoría de los asistentes son conocidos por sus tesis revisionistas o negacionistas sobre el genocidio nazi. Entre ellos estaban el revisionista francés Robert Faurisson, el australiano Fredrick Toeben y el estadounidense David Duke, ex miembro del Ku Klux Klan. También participaron judíos ortodoxos que se oponen al sionismo.
Todo esto ocurrió un día después de que un grupo de estudiantes iraníes realizara una inusual protesta contra Ahmadinejad, cuando prendieron un petardo, lo llamaron dictador e incendiaron un retrato del gobernante mientras él daba un discurso.
La Nacion