El ciclo está integrado por ocho preestrenos, entre los que se hallan «La mujer de mi vida» y «Shjur», ambos protagonizados por Ronit Elkabetz. De profundos ojos negros y largo cabello oscuro y dueña de una simpatía arrolladora, la actriz recuerda en diálogo con LA NACION su nacimiento en Israel -es hija de padres marroquíes- y sus comienzos artísticos que fueron, apunta, «nacidos de una necesidad de expresarme, de dejar de ser yo para convertirme en otras mujeres. Nunca estudié actuación, pero cuando me presenté en un casting para un film sabía que mi futuro se hallaba en ese mundo para mí muy mágico… Aquella primera película, a la que pude acceder como protagonista se tituló `El predestinado´ y a partir de ella se me abrieron múltiples caminos para dar rienda suelta a mi vocación».
Ronit Elkabetz es verborrágica y maneja con soltura sus pequeñas manos entre gestos elocuentes y un lenguaje que mezcla el hebreo con el francés. «A pesar de que la situación del cine en Israel no es demasiado brillante -apunta-, en estos momentos, y a favor de la ayuda estatal y de la televisión por cable, nuestras películas aumentan en cantidad y en calidad. Hasta el año pasado se rodaban entre cinco y seis largometrajes, pero ahora se están planificando casi treinta títulos, lo que habla bien a las claras del resurgimiento de nuestro séptimo arte.»
-¿Cómo recibe el público israelí sus propias producciones?
-Con bastante tibieza, ya que las películas norteamericanas arrasan totalmente el mercado… Sin embargo «La mujer de mi vida», que dirigió Dover Kosashvili, logró un enorme éxito, ya que llevó a las salas más de sesenta mil espectadores… Fue, además, el film que me abrió totalmente las puertas de la popularidad tanto en mi país como en el extranjero.
Esta producción, que obtuvo el premio de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica Independiente (Fipresci) en el último Festival Internacional de Buenos Aires, se estrenará comercialmente el mes próximo en las pantallas locales. «La película -apunta Ronit Elkabetz- trabaja sobre los estereotipos del cine de género local, particularmente las comedias étnicas de intención comercial, llamadas «burekas», y poco a poco los va subvirtiendo hasta hacer una crítica feroz de la institución familiar, del matrimonio y de las costumbres atávicas que todavía hoy rigen en muchos sectores de la sociedad israelí.»
La actriz, que actualmente comparte su carrera entre su lugar natal y Francia, se dispone a afrontar un audaz reto: escribió un guión que será dirigido y protagonizado por ella. «El título de la película es «Take Woman» -explica- y decidí afrontar este triple esfuerzo porque al cine, que me apasiona por sobre el teatro y la televisión, puedo manejarlo tanto desde lo humano como desde lo intelectual… En la pantalla trato de reflejar lo más recóndito de mis sentidos, y sé que mis actuaciones tendrán eco entre los espectadores más heterogéneos.»
Ganadora de numerosos e importantes premios, entre ellos el Israelí Oscar, Ronit Elkabetz señala que la temática de los films israelíes «pendula acerca de las relaciones entre los árabes y los israelitas, se entroncan con la comedia y se detienen en las relaciones familiares… Nuestra cinematografía, pues, es muy ecléctica, y a ella me someto con la intención de que cada uno de mis personajes sea una parte de mí, como mujer de una época difícil del mundo».
Adolfo C. Martínez Fte La Nacion