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Estados Unidos vuelve a poner a prueba la política exterior del gobierno de Kirchner

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Eduardo van der Kooy.-El gobierno de Néstor Kirchner está enfrentando d o s e x á m e n e s d e s u política exterior. En ambos, de modo directo o indirecto, se visl u m b r a l a i n f l u e n c i a d e Washington. Esas relaciones bilaterales, por una cantidad de factores, transita un tiempo de indiferencia pero no de tensión. La primera cuestión se vincula con el conflicto más acuciantes que conmueve al mundo. Se trata de la guerra en Oriente Medio, que acaba de ingresar en una tregua precaria y perezosa. El Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido el envío de 15 mil soldados internacionales para evitar la repetición de hostilidades en la frontera entre Israel y el Líbano. Uno de aquellos pedidos se le hizo a la Argentina ­que lo rechazó­y también a Brasil. La segunda cuestión tiene que ver con un anuncio formulado ayer por el Planalto. Se informó sobre la creación de un Centro Regional de Inteligencia (CRI) para el control de la Triple Frontera que comparten la Argentina, Brasil y Paraguay. Washington viene insistiendo desde que fueron voladas en setiembre del 2001 las Torres Gemelas de Manhattan que en aquella región habría financiamiento y «células dormidas» de grupos islámicos fundamentalistas, alguno de los cuales han tenido participación activa en la lucha de Oriente Medio. Un eslabón enlaza un tema con el otro. Aunque su dimensión política no es, ni por asomo, la misma. El gobierno de Néstor Kirchner se vio obligado a dar una respuesta rápida a la solicitud del Consejo de Seguridad. La articulación de aquella fuerza policial regional, en cambio, llevará mucho tiempo y parece ahora, antes que nada, una señal de las naciones del Mercosur para aplacar la ansiedad que carcome a Washington. La iniciativa salió de Brasilia justo en el momento en que Brasil ejerce la presidencia temporaria del Mercosur. Es cierto que el pedido de tropas para Oriente Medio obedeció a una resolución de la ONU. Pero Washington hizo sentir en las últimas horas su presión. El portavoz de la Casa Blanca, Sean Mc Cormack dijo que los soldados deberán desplegarse en forma urgente y que el proceso no podría demorar meses, como aconteció en otros casos. El cese del fuego en Oriente Medio pende casi de la nada. Esa fue una de las razones que indujo a frenar al Gobierno su determinación de participar en una fuerza capaz de garantizar el mantenimiento de la paz. Israel no está seguro de que no pueda producirse un nuevo round. De hecho, las escaramuzas de ambos lados continúan. Hezbollah, por otra parte, insiste en adjudicarse un supuesto triunfo político y coadyuva a la desestabilización de los ánimos en una zona en pleno hervor. La Argentina integra en la actualidad tropas de paz en Chipre y Haití. Y envió veedores a Timor Occidental y a Sudán. Participó incluso con ayuda humanitaria, por pedido de la ONU, en el conflicto de Oriente Medio. El primer ministro del Libano fue sacado de Beirut ­para participar en la cumbre fracasada de Ro ma­ con un helicóptero de la Fuerza Aérea que forma parte de la logística argentina en Chipre. Nuestro país utilizó a esa misma isla del Mediterráneo como base para el envío de 2,3 toneladas de ropa, alimentos y medicina al Líbano. El operativo resultó accidentado porque la escala del avión en Londres coincidió con la denuncia de los frustrados atent a d o s d e l f u n d a m e n t a l i s m o islámico que colapsaron los aeropuertos de casi todo el mundo. Chipre está solamente a 120 kms al oeste de Siria. Eso da una idea de su proximidad con el escenario del gran conflicto internacional. La Argentina hubiera podido movilizar desde allí sus efectivos hasta la frontera entre Israel y el Líbano. Pero se impuso la decisión política de no involucrarse en aquel escenario. Los atentados en la Embajada de Israel y en la AMIA, con las consecuencias internas que todavía acarrean, pesaron en las argu mentaciones oficiales y en el juicio final de Kirchner. Washington repitió muchas veces que los atentados de la Embajada y la AMIA pudieron haber tenido preparación logística y financiera en la Triple Frontera. Pero todo no pasó de una presunción. La única información concreta sobre actividades del terrorismo fundamentalista ­casi como una paradoja­ la aportó la SIDE en 1999 a la CIA y al Mossad (servicio de inteligencia israelí). En aquella ocasión se detectó la presencia de grupos shiítas y sunitas en Ciudad del Este, en la margen paraguaya. Pero nunca se logró comprobar su relación con ninguna de las tragedias. El foco de inseguridad está colocado sobre Ciudad del Este y Foz de Iguazú, los conglomerados populosos de la Triple Frontera. Iguazú, en Misiones, tiene sólo 30 mil habitantes. El control resulta más sencillo. La creación de un Centro Regional de Inteligencia permitirá un mayor intercambio informativo. Quizá más eficaz. Pero no representará, hasta donde se sabe, una fuerza policial unificada por la Argentina, Paraguay y Brasil. Despidieron a los militares que van a Sudán La República Argentina enviará, por primera vez, seis observadores militares a la Misión de Paz de las Naciones Unidas en Sudán, establecida desde el año pasado en ese país africano. El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier general Jorge Alberto Chevalier, despidió ayer en el edificio Libertador a los seis oficiales argentinos que viajarán a Sudán, donde tendrán la función de observadores militares bajo la órbita de la ONU.

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