Por Nora Vera.
Dos cosas son imposibles en este insólito restaurante israelí: que no te toque una mesa junto a la ventana y que te vayas sin pagar. Sumergido en un jardín de corales en el prolífico Mar Rojo, el Red Sea Star (Estrella del Mar Rojo) es el único restaurante-bar submarino del mundo. A cinco metros de la superficie y con forma de estrella, es una verdadera rareza del mundo gastronómico.
«Buceo en seco» llaman a la experiencia de sus afortunados clientes que, de paso, degustan exquisiteces y escuchan música: en lugar de vulgares autos o peatones, a través de las 62 ventanas panorámicas del lugar ven pasar mantarrayas, hipocampos y otros cientos de bellas criaturas marinas que se desplazan en su hábitat natural.
Claro, no hace falta ser buzo ni mucho menos para llegar a sentarse a una de las mesas del restaurante —cada una de ellas estratégicamente ubicada junto a dos ventanas que dan al mar. Un puente de 70 metros de largo une la costa de la ciudad israelí de Eliat con la plataforma del Star, que en realidad, es un complejo que incluye bar, auditorio y disco. Al piso inferior se baja por una escalera interna.
La asombrosa construcción del complejo submarino —que demandó seis mil toneladas de acero y cemento, además de expertos y materiales provenientes de distintas partes del mundo— merece tantos elogios como la decoración interior del restaurante, una alucinante extensión del paisaje marino circundante. Se trata de una verdadera obra de arte realizada por la renombrada artista Ayaka Shperling Tzarfaty (quien quiera chusmear sus originalísimas creaciones, puede ingresar a la página web www.aquagallery.com).
El piso es de arena de verdad y está cubierto por una capa transparente de epoxy, lo que da la grata sensación de estar caminando sobre arena húmeda. Las sillas emulan medusas y pulpos; el diseño de las lámparas está inspirado también en la fauna marina. Digamos que se ha hecho todo lo posible para que los comensales «sientan» el mar.
Clarin