Aizenman, de 36 años, proveniente de Bogotá, Colombia, se radicó hace seis años y medio en Israel, donde ejerce de oftalmólogo.
Hace un mes, se dirigía a una parada de autobuses donde había acordado recoger a su esposa Pnina, sus hijos Gal y Saguí, de 18 meses de edad, y a su suegra, Noa.
Cuando se hallaba cerca del lugar de la cita, una explosión estremeció la parada donde su familia le aguardaba: siete civiles murieron, entre ellos Gal y Noa, y más de 40 resultaron heridos, incluidos Pnina y Saguí.