La semana pasada, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo que no se dará ningún paso en la creación de un Estado palestino a no ser que haya una profunda reforma en la administración palestina, a la que se considera corrupta e ineficiente.
Washington también señaló que no trabajará más con Arafat y condicionó su apoyo a un Estado palestino a la elección de un nuevo liderazgo que no lo incluya.
La presión por un cambio también se ha manifestado en la propia población palestina.
A principios de esta semana, miles de personas salieron a las calles de la Franja de Gaza para protestar por el fracaso de la Autoridad Palestina en mejorar las condiciones de vida.