AC: Yo creo que es un lugar común decir que la prensa española es antiisraelí. Es casi un vox pópuli. También esto ha ido cambiando. No quiero decir que la prensa no sea o sea antiisraelí. Simplemente que va cambiando, que muchas veces tiene que ver con las propias empresas de los medios de comunicación y otras veces con los propios periodistas. Hasta la guerra de 1967, España era un país muy pro-Israel. La guerra de 1967 lo cambió todo. Sobre todo, desde el punto de vista de la izquierda española, que era muy pro-israelí hasta esa fecha.
Dentro de la izquierda es casi normal ser más pro-palestino. Eso no significa siempre odio hacia Israel, o no defensa de Israel, o boicot a Israel. Pero bueno… esto es casi nuestro trabajo del día a día con los diferentes partidos políticos. A medida que vamos conociendo a la gente, y trabajando con los partidos políticos y los medios de comunicación, descubrimos que no hay tanto odio ni tanta animadversión contra Israel.
CA: No es el primer incidente de este tipo. El primero de magnitud fue el intento de boicot al cantante judío estadounidense Matisyahu. El de waterpolo, para mí, es el segundo caso en este sentido. Porque los otros son sucesos en ayuntamientos que, creo, no todos tienen la importancia, aunque algunos sí la tienen. Además, detrás de este incidente estuvo un partido independentista de extrema izquierda que se llama CUP, que es un partido que ya venimos siguiendo y denunciando hace tiempo.
Es antisemita desde sus bases, y es evidentemente antiisraelí, antisionista y todos los antis que quieras. Lo grave ya no es que los extremistas planteen ciertas cosas, sino que el ayuntamiento de Barcelona haya aceptado sus presiones para suspender o cambiar de lugar el partido que estaba programado. Y todo para evitar tener problemas.
Yo tengo la suerte de coordinar todo el procedimiento, desde la Federación, porque nosotros emitimos certificados de origen sefardí. Esto no es solo para judíos, sino también para quien pueda probar su origen sefardí.
Creo que hay que valorar positivamente a esta ley. Nosotros siempre hemos agradecido al gobierno de España por esta norma que, si bien no es perfecta, es la mejor ley que podríamos obtener: una ley que tiene una importancia histórica y que fue aprobada por una amplia mayoría en el Congreso. Además, por lo que significa simbólicamente para el judaísmo en España: aquí el judaísmo ya no es esa cosa de los muertos, sino que está vivo. Y para muchos sefardíes, haber recobrado la nacionalidad, vengan o no vengan a vivir a España, ha sido una emoción muy grande. Yo soy ashkenazí; no comparto esa nostalgia por ninguno de los países de los que vinieron mis abuelos, pero los sefardíes, en muchos casos, sí. Y a mí me alegra mucho que la Federación pueda ayudar a esta gente a recuperar la nacionalidad.