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Jabad Lubavitch: Simjat Beit Hashoevá 5779

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 Itongadol.- Al igual que años anteriores, Jabad Lubavitch Argentina organizó la celebración de Simjat Beit Hashoeva, una tradicional celebración originada en Ierushalaim.

En Jol Hamoed Sucot, días intermedios semifestivos de la festividad de Sucot, el pueblo judío festeja Simjat Beit Hashoevá, una antigua celebración que se remonta a la época del Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem), cuando se vertía agua sobre el altar en la Fiesta de las Cabañas, además de la habitual libación (ofrenda) de vino.

Durante esa semana, los habitantes de la Ciudad Santa de Jerusalem y aquellos que peregrinaban a ella cumpliendo la mitzvá (precepto) de llevar sus ofrendas se congregaban al anochecer en el atrio y bailaban alegremente hasta el amanecer.

Los jajamim (sabios de la época talmúdica) afirmaron que “aquel que no vio el regocijo de la extracción del agua, nunca vio alegría en su vida”.

Durante las noches de Jol Hamoed se efectuaba un sacrificio adicional y los cohanim (sacerdotes) extraían agua del manantial de Shilóaj, cercano a Jerusalem. El Cohén Gadol (Sumo Sacerdote) efectuaba el “Nisui Hamaim” (ofrenda de verter las aguas) sobre el Mizbéaj (altar). Luego los sabios del Sanedrín y el resto del pueblo bailaban como expresión de alegría.

Los jajamim consideraban a Shilóaj el manantial de la salvación porque a su lado se ungían los reyes de Israel.

En la noche del miércoles 26 de septiembre, la celebración de Simjat Beit Hashoeva se efectuó como el año pasado en la calle Tucumán entre la Avenida Pueyrredon y la calle Paso, pero con una muy importante modificación: se habilitaron dos lugares frente al escenario para que pudieran bailar, separados hombres y mujeres. La animación musical estuvo a cargo de la de la orquesta Kef, hubo un amplio espacio para que jueguen los niños y puestos de venta de artículos de judaica y gastronomía.

También se instaló una amplia Suca para que se pudiera comer en su interior que pese a su tamaño volvió a quedar chica.

Varios miles de personas, no sólo miembros de Jabad sino de toda la comunidad judía de Buenos Aires se reunieron a bailar disfrutando de la fiesta, que se inició con el recitado por parte de niños de los doce versículos de la Torá indicados por el Rebe y la proyección de un video en el que el Rebe explicaba el sentido y la relevancia de la festividad de Sucot.

El rabino Tzvi Grunblatt, director general de Jabad Lubavitch Argentina, brindó un corto mensaje a los asistentes, iniciando sus palabras diciendo “Moadim Vesimja (momentos de alegrí), estamos en Sman Simjateinu (en tiempos de nuestra alegría) el tiempo que HaShem (el Creador) fijó y nos regaló para celebrar que somos judíos, para celebrar que nos dio mitzvot (mandamientos) y más que todo celebrar que en Iom Kipur HaShem nos perdono todo, y cada uno de nosotros se purificó, se volvió a reconstruir, crecer y superar. Esta alegría que tenemos en Sucot es una alegría que no tiene límites, por eso dijeron nuestros jajamím (sabios) que quien no vio la alegría que había en el Beit Hamikdash (Templo de Jerusalem) cuando se volcaba el agua sobre el altar no vio alegría en su vida”.

Más adelante el rabino Gruynblatt manifestó que Sucot “Es el momento en que el judío ‘carga sus pilas’ para llevar Simja, alegría, para todo el año, pues Tishri, el séptimo mes (del calendario hebreo) está lleno de bendiciones”.

Sostuvo el director general de Jabad Lubavitch Argentina, entre otros conceptos, “En este mundo donde cada uno hace lo que quiere; donde cada uno quiere hacer lo que quiere o nada más que lo que le conviene, nos enseña la Torá que la base de todo es aceptar la soberanía de HaShem y hacer lo que HaShem quiere. El que acepta la soberanía de HaShem como un servidor de HaShem que no está denigrado y aplastado, todo lo contrario, esta elevado a las esferas de Hakadosh Bar Ju (otra manera de referirse a el creador), es parte de la obra del Creador, que nos santifica con las mitzvot. De Sucot nos llevamos el ser felices con hacer una mitzva”.

También el rabino Grunblatt expresó que quien sabe “valorar lo que es cumplir una mitzva como corresponde, disponer de tiempo para estudiar Torá todos los días, es más que todo el oro que hay en el mundo. La fuerza para apreciar esto en un mundo materialista, terrenal, que apela a estar poniendo los sentidos físicos de la personas y no calculando el valor, el sentido y la utilidad que hay en eso, simplemente un mundo superficial. Sucot nos da la fuerza de apreciar que es lo que nos tiene que poner contentos. Contentos nos tenemos que poner cuando ayudamos a un judío, cuando ponemos Tefilim cada día (de los permitidos), cuando hacemos una mitzva, y la fuerza para ello la da la fiesta de Sucot, hasta la llegada del Mesías”.

EACh

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