Inicio NOTICIAS FALLECIÓ EL ARTISTA PLASTICO LEÓN POCH

FALLECIÓ EL ARTISTA PLASTICO LEÓN POCH

Por
0 Comentarios

El lunes 27 de Junio de este año falleció León Poch. Como tantos judíos argentinos, Poch reconocía dos nacimientos: uno europeo y otro argentino. Dos suelos, dos lenguas, dos memorias – acaso una más desdichada que la otra-. La figura de León Poch reconoce el doble movimiento de pertencia y la doble travesía que caracteriza al inmigrante judío. León Poch pertenecía a la generación de judíos que produjo el mestizaje cultural que dio lugar a la experiencia judeoargentina. Su generación forjó el patrimonio cultural judeoargentino e inscribió los tópicos del judaísmo en la cultura argentina. Esa inscripción dio lugar a un lenguaje: el artista no sólo trabajó los contenidos; también trabajó las formas, los significantes, las estéticas. De tal modo que en esa textura el judaísmo ya no es una condición universal abstracta, sino que deviene una experiencia singular, encarnada: la del judío argentino.

La obra de Poch es tan judía como el Talmud y tan argentina como Patoruzú. Precisamente, fue en la revista «Patoruzú» y en el diario «Crítica», dos medios periodísticos que señalan como pocos la marca cultural argentina y porteña, donde el joven León forjó sus primeras armas intelectuales y artísticas.

Resulta difícil reunir la obra de León Poch bajo algún principio que le otorgue unidad: la dispersión y la heterogeneidad parecen ser los rasgos que la caracterizan. Acaso esto se deba a la personalidad de este artista algo especial, que se negaba a circular por los círculos exitosos del reconocimiento, lo cual impidió la sistematización institucional de su producción artística.
Una especie de energía creativa lo desbordaba, tal como se desprende del recuerdo de su hija Susana:
«Papá siempre trabajaba en casa, un minúsculo departamento en Caballito. Su mesa de dibujo y su caballete estaban en la habitación que era el living y que a la noche en un acto de transformismo se convertía en dormitorio. De modo que la familia era testigo de todo el proceso de creación, desde el momento en que se sentaba con su block para hacer pequeñísimos dibujos -los bocetos- hasta que podíamos ver la obra «terminada» (aunque para él nunca lo estaba)».

Pero hay otra razón que explica la dispersión de la obra de Poch, una razón que es inherente a la obra misma: su gran diversidad. León fue dibujante, pintor, periodista, publicista, diseñador gráfico, humorista, escenógrafo, muralista, diseñador de tapices y vitrales. Por ejemplo: en la década del 50 del siglo XX, las escenografías de Poch llenaban de magia e ilusión los escenarios del «teatro idish» en Buenos Aires. Quien escribe estas líneas es uno de esos espectadores, cautivados desde su temprana infancia por las formas que creaba León Poch.

Su última obra fue un libro titulado Cosas y casos judíos (Editorial Milá del Departamento de Cultura de AMIA). El libro tiene el estilo de León: es un libro raro, heterogéneo. Como no podía ser de otro modo, es un libro con dibujos. No se sigue en él un orden cronológico, temático o genérico. Estamos simplemente ante casos judíos: unas figuras, unos temas, unas curiosidades que se nos ofrecen como la esencia misma del judaísmo. Poco importa si esos casos acontecieron en la antigüedad o durante el siglo XX; los casos no están allí para documentar la historia, sino para configurar la textura de una tradición, la trama de un pueblo. Lo que los vuelve compatibles, lo que les otorga sentido, lo que los vuelve actuales y los inscribe en una armónica textualidad, es la mirada inquieta y curiosa de un judío interesado en transmitir las notas esenciales de la vida de un pueblo -el judío- a los lectores. Y así dice en el mensaje que inicia la lectura del libro: «espero lograr tansmitir a los lectores el amor y el orgullo que siento por el rico quehacer de mi pueblo, sobre todo a los jóvenes, porque ellos han de continuarlo».

Se ha dicho de muchos grandes artistas que su obra es una obra viva. Nada es más cierto en lo que respecta a la obra de León Poch. La obra de Poch, esencialmente abierta, heterogénea, múltiple y dispersa, vive en cada uno de nosotros y sólo se compone como una totalidad componiéndose en nosotros. Por las características de este artista y de su arte, la obra completa de Poch es una obra viva, porque sólo existe como tal, en el conjunto de su público, de sus espectadores. Quizá para muchos esto pueda ser motivo de tristeza o de hondo pesar. Sin embargo, si pensamos –seguramente acompañados por Poch- que el verdadero sentido del arte no reside en su valor contemplativo, ni mercantil, sino en todo lo que es capaz de hacer sentir y pensar a su público, estamos obligados a concluir que la obra de Poch ha cumplido ese destino. La obra de León Poch es una obra que vive porque está viva, palpitando en todos nosotros.

León Poch fue sepultado en el Cementerio Israelita de La Tablada el martes 28 de Junio de 2005.
Tehí nishmató, tzerurá bitzror hajaím!

También te puede interesar

Este sitio utiliza cookies para mejorar la experiencia de usuario. Aceptar Ver más