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Hatzad Hasheni – Desde la Primera Intifada hasta la “Marcha del Retorno”

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 Los eventos de la “Marcha del Retorno” han hecho relucir a las masas. Parece ser que desde la primera intifada, la arena palestina no ha presenciado una participación masiva tan evidentemente generalizada en las recientes protestas a lo largo de la frontera de la Franja de Gaza. Al mismo tiempo, existen dudas de si la multitud puede ofrecer los mismos logros que los de la primera Intifada. Esto se debe a las sospechas públicas respecto a las intenciones de Fatah y Hamás, la ausencia de apoyo internacional y árabe hasta el momento y el elemento disuasorio de la respuesta de Israel. Parece ser que se ha abierto un nuevo capítulo en la lucha palestino-israelí, en la que se le pide al público palestino que decida cuál de los dos caminos propuestos por los respectivos líderes en Ramallah y de Gaza debería ser el adoptado. Ante el contexto se encuentran los ecos del fracaso de ambos caminos: el camino de la negociación y la coordinación en el área de seguridad liderada por la Autoridad Palestina y el camino de la oposición armada dirigida por Hamás. La prueba principal ahora es para Hamás, como gobernante de la Franja. ¿Lo logrará por medio de la “Marcha del Retorno”, que lidera pero que no inició, en extender el denominador común entre los bandos palestinos rivales, aumentar la motivación en mantener las tensiones a lo largo de la frontera, hasta el clímax planeado para el 15 de Mayo? ¿O se sentirá satisfecho intentando culpar a Ramallah por el fracaso de la reconciliación interna palestina y por el debilitamiento de la realidad interna de los líderes de la Autoridad Palestina? El tiempo lo dirá.

Los eventos de la “Marcha del Retorno” han hecho resaltar a las masas. Parece ser que desde la primera intifada la arena palestina no ha presenciado una participación masiva tan generalizada tal como se evidencia en las recientes protestas a lo largo de la frontera de la Franja de Gaza, en el Día de la Tierra, viernes 30 de marzo de 2018 y el viernes siguiente. Tal como lo ven los organizadores, este es el comienzo de una serie de acciones, que pretenden llegar a su punto culminante el 15 de mayo de 2018. La mayor cantidad de muertes que generalmente se conocen en los eventos masivos de los últimos años y la gran cantidad de heridos han despertado en los palestinos el deseo de venganza y el aumento de la motivación para continuar las protestas. Por otra parte, la cantidad de muertos y heridos también ha disuadido a muchos para continuar las actividades a lo largo de la valla fronteriza.

Parece ser que se ha abierto un nuevo capítulo en la lucha palestina-israelí, en la que se le pide al pueblo palestino que decida cuál de los dos caminos propuestos por los respectivos líderes en Ramallah y de Gaza debería ser el adoptado. Como cortina están los ecos del fracaso de ambos caminos: el camino de la negociación y coordinación en el área de seguridad liderado por la Autoridad Palestina y el camino de la oposición armada liderada por Hamás, cuya legitimidad fue fuertemente socavada después de la Operación Margen Protector en el verano del 2014. Este es el punto culminante de un proceso que comenzó con la primera Intifada que estalló a finales de 1987. Rápidamente surgió en aquel momento que los instigadores intentaron aprovechar su amplio apoyo internacional para cambiar los medios de lucha y pasar de la violencia a las conversaciones, de vivir en el lugar de Israel a vivir junto a este, un desarrollo que aceleró el anuncio de la formación de Hamás, que vio la dirección tomada por los instigadores de la Intifada, Fatah y el movimiento nacional palestino como un desastre que llevaría a la pérdida de cualquier posibilidad que los refugiados regresen a sus hogares y rehabiliten al pueblo palestino de la miseria infligida por el Nakba. Unos días después que el Consejo Nacional Palestino declarara la Independencia palestina (15 de noviembre de 1988) un póster del Comando Nacional Unido instó a Hamás a aceptar el anuncio, desistir en seguir dividiendo al pueblo palestino y fundir todas las fuerzas leales en la diversidad étnica de la revuelta.

Ese fue el comienzo de una lucha que gradualmente se convirtió en un combate entre dos facciones, cada una representando su propia visión del mundo con sólidas creencias y fundamentos. Hasta ahora, el movimiento nacional palestino, encabezado por Fatah, ha disfrutado de cierta exclusividad. Su concepto nacional le otorgaba un sentido de hogar a todos los que se veían a sí mismos como parte del pueblo palestino. El movimiento creía en el arabismo, con la condición que la identidad palestina se estableciera y ganara expresión soberana. Hamás, por otro lado, habla en términos nacionalistas religiosos, no ve la soberanía palestina como un tema sagrado y afirma que no existe ninguna contradicción entre la identidad palestina y la identidad musulmana: son dos componentes complementarios que no afectan una identidad primordial particular. Por lo tanto, Hamás impuso enormes desafíos ante el movimiento nacional palestino, socavó sus valores éticos y atrajo a muchos seguidores. El miedo a perder Palestina en el bando religioso y conservador suscitado por la declaración de independencia de 1988 encontró refugio en el hogar político ofrecido por Hamás.

Hoy día, 30 años después, dos movimientos exhaustos se enfrentan entre sí, mientras el público en general les ve con recelo, decepcionados por la pérdida de dirección y la ausencia de un liderazgo que pueda conducir por consenso a una solución que pondrá fin a su largo sufrimiento. Fatah bajo la tutela de Abu Mazen tiene preferencia, como el cuerpo representativo que se ha ganado un amplio reconocimiento internacional, controla casi todos los recursos del pueblo palestino y es domicilio de toda la ayuda y contribuciones de los países comprometidos con los tratados internacionales, o aquellos que se consideran a sí mismos alineados a esta causa. Sin embargo, esta sufre una constante erosión de su estatus entre el pueblo, que ve su corrupción, a su fracasado gobierno y su incapacidad de cumplir sus objetivos políticos: estos sentimientos han sido expresados repetidamente en numerosas encuestas realizadas en la Autoridad Palestina. Por otro lado, Hamás se montó durante muchos años sobre la ola del “rechazo radical”. Su intransigencia y falta de voluntad para hablar en términos de compromiso y sus numerosos ataques contra Israel o contra los israelíes le han otorgado un estatus heroico y con frecuencia avergonzaron a su rival Fatah. Sin embargo, desde su toma de control a la Franja de Gaza en el 2007, Hamás ha perdido gradualmente apoyo público, en años que exponen la brecha entre palabras y hechos y entre la adhesión a la oposición armada y el de un gobierno responsable, particularmente después de tres amplias operaciones militares en las que entraron directamente en conflicto con las FDI y del cual muy escuetamente logro zafarse. En la Operación Margen Protector, Hamás fue confrontado con críticas públicas a su raison d’être, es decir, la “oposición armada”. Desde ese entonces, existe un claro interrogante sobre esta alternativa y Hamás debe proceder con mucha cautela.

La entrada de Donald Trump a la Casa Blanca, el haber adoptado la postura israelí sobre el conflicto, tal como lo definieron Abu Mazen en particular y los palestinos en general; su reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel (el 6 de diciembre de 2017); y su intención de trasladar la Embajada estadounidense a Jerusalén puso fin al estatus de los Estados Unidos como “intermediario honesto” y eliminó todo intento de promover las negociaciones lideradas por los Estados Unidos de la agenda palestina. Este es el callejón sin salida más severo al problema palestino desde el inicio de las negociaciones mediadas por Estados Unidos entre Israel y los palestinos. Por otra parte, esto está ayudando a unir a las dos facciones del pueblo palestino.

En este contexto, los acontecimientos en la valla fronteriza han provisto un elemento de unidad, que trasciende la competencia flagrante entre los dos bandos. Es probable que Abu Mazen quiera pedirle al Consejo de Seguridad que discuta la escalada que llevó a 29 muertes palestinas, independientemente de la participación de Hamás. Fue él quien decidió rechazar la imposición de sanciones a Gaza que había anunciado recientemente en el curso de severas críticas hacia Hamás y los intentos de asesinato contra el Primer Ministro Rami Hamdallah y el jefe de los servicios de inteligencia Majid Faraj. El regreso del tema palestino al centro de la agenda internacional también le sirve a su política.

En efecto, los eventos de la “Marcha del Retorno” en la frontera de Gaza confirmaron lo que ya se sabía de la primera intifada. Luego fue la Franja la que instigó el alzamiento, trayendo a ancianos, mujeres y niños a las calles y dando una expresión verdadera a la fuerza de las masas. La franja fue también el primero, en el segundo año del alzamiento popular, en luchar contra sus aspectos negativos y alentar su disolución. Ahora, la severa angustia en Gaza, junto a los sentimientos generalizados de inferioridad y discriminación, pudieran encender un fuego cuando sea el momento adecuado y existan motivos inmediatos. La realidad de hoy día es más severa que en el pasado y la división entre las facciones ha debilitado a los palestinos impidiendo cualquier acción efectiva. Sin embargo, los anuncios del Presidente Trump sobre Jerusalén y la reubicación de la Embajada estadounidense han provisto un denominador común para unir las fuentes palestinas de poder, los partidarios de Hamás, Abu Mazen y sus respectivos opositores por igual.

Al mismo tiempo, es dudoso que las multitudes puedan ofrecer los mismos logros que proporcionaron en la primera intifada. Esto es por a las sospechas públicas respecto a las intenciones de ambos bandos, la ausencia de apoyo internacional y árabe hasta ahora y el elemento disuasorio de la respuesta por parte de Israel. Por otro lado, los eventos de la “Marcha del Retorno” en dos viernes consecutivos muestran que el elemento a una participación masiva no ha perdido su poder. Incluso el hecho que el aumento en el alcance de los ataques y la fricción con Israel desde que el Presidente Trunp anunciara mudar la “embajada a Jerusalén” han continuado mucho más que cualquier tendencia desde el conflicto del 2014, muestra que hay mucha energía para sostener más acciones de este tipo.

La prueba principal le corresponde a Hamás, como gobernante de la Franja. ¿Lo logrará a través de la “Marcha del Retorno”, que lidera pero que no inició, para extender el denominador común entre los bandos palestinos rivales, para intensificar así la motivación en participar y mantener la tensión y la escalada a lo largo de la frontera, hasta el clímax planificado para el 15 de mayo, o ¿se sentirá a gusto con el intento de echarle la culpa a Ramallah por el fracaso de la reconciliación interna palestina y el debilitamiento de la realidad interna de los líderes de la Autoridad Palestina? El tiempo lo dirá.

Israel, tras buscar contener las acciones en la frontera e impedir una escalada mayor y al apoyar el llamado de Abu Mazen a “una ley, una autoridad y una sola arma” en la arena palestina, debe lidiar con los resultados de la creciente situación humanitaria en la Franja de Gaza, la que se debe en parte a las sanciones impuestas por la Autoridad Palestina sobre Hamás. De esta manera, Israel debe intentar reclutar un apoyo diseñado para aliviar las angustias de la población.

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