Itongadol/AJN.- El 16 de octubre de 1946 se ejecutaron en Núremberg a 10 de los 12 condenados a muerte por el tribunal internacional que juzgó a los principales líderes del nazismo, en el denominado Juicio de Núremberg, entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1º de octubre de 1946.
Sobre el fallo de los jueces, el fiscal general Robert H. Jackson sostuvo: “De un hecho podemos estar seguros. El futuro nunca podrá dudar de que los nazis han tenido ocasión de defenderse. La historia sabrá que los nazis han podido decir todo lo que ellos han considerado conveniente y oportuno. Han sido juzgados ante un tribunal en unas condiciones que ellos nunca hubiesen concedido a nadie en sus tiempos de poder y esplendor. Ha quedado bien claro, además, que las declaraciones de los acusados han eliminado toda duda de su culpabilidad, unas dudas que hubieran podido existir todavía en vista de la inmensidad de sus crímenes y el carácter tan extraordinario de éstos. Ellos han contribuido a firmar su propia sentencia”.
A fines de 1942, cuando promediaba el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, los máximos responsables de las potencias aliadas anunciaron su determinación de castigar los criminales de guerra nazis; y en octubre de 1943 emitieron la “Declaración de Moscú”, en la que se afirmaba que, una vez que derrotaran al Tercer Reich, las personas consideradas responsables de crímenes de guerra serían mandadas al país en el cual los crímenes habían sido cometidos y ahí juzgados según las leyes de la nación interesada; mientras que aquellos cuyos crímenes no podrían ser asignados a ningún lugar geográfico, serían castigados por decisiones tomadas en conjunto por los gobiernos Aliados.
Esta declaración fue firmada por el presidente estadounidense Franklin Roosevelt, el primer ministro inglés Winston Churchill y el líder soviético Josef Stalin.
Los condenados a muerte por medio de la horca fueron Martin Bormann, sucesor de Hess como secretario del Partido Nazi; Hans Frank, gobernador general de la Polonia ocupada; Wilhelm Frick, ministro del Interior que autorizó las Leyes Raciales de Núremberg; Hermann Göring, comandante de la Luftwaffe (aviación nazi) y presidente del Reichstag (Parlamento); Alfred Jodl, jefe de Operaciones de la Wehrmacht (Fuerzas armadas nazis); Ernst Kaltenbrunner, jefe de la RSHA (Oficina Central de Seguridad del Reich) y de los einsatzgruppen (conjuntos de escuadrones nazis de ejecución itinerantes); Wilhelm Keitel, comandante de la Wehrmacht; Joachim von Ribbentrop, ministro de Relaciones Exteriores; Alfred Rosenberg, ideólogo racista y ministro de los Territorios Ocupados; Fritz Sauckel; director del programa de trabajo esclavo; Arthur Seyss-Inquart, líder del Anschluss (anexión de Austria) y gobernador de los Países Bajos ocupados; y Julius Streicher, editor del periódico antisemita Der Stürmer.
Dos de estas condenas no pudieron cumplirse debido a que a Martin Bormann se lo juzgó en ausencia y Hermann Göring se suicidó horas antes del momento establecido para su ejecución.