Itongadol.- Muchas veces, las dificultades para que niños y adolescentes socialicen y hagan deportes durante los fines de semana se vinculan con la falta de un espacio adecuado para tales fines. El programa “Sumate” de Mi Refugio permite a todas las familias de nuestra comunidad participar gratuitamente de sus propuestas para la juventud.
La propuesta del Departamento de Juventud de Mi Refugio va mucho más allá de un espacio de cuidado de los chicos, ya que ofrece un lugar de aprendizaje y formación de grupos bajo un amplio espectro de actividades recreativas, culturales y de liderazgo. Según señala la profesora Denise Munteanu, secretaria de Juventud de este country, para llevar adelante esta área resultan claves tanto la participación de la familia como así también la planificación de actividades y el desarrollo de distintos proyectos con foco en los intereses y necesidades de cada una de las edades que integran el departamento de juventud.
De esta forma, la institución cuenta con una amplia variedad de propuestas especialmente diseñadas para los grupos que forman parte de “Shorashim”, integrados por chicos de 15 meses a 5 años, “Jalomi” de 6 a 9 años, “Atid” de 10 a 12 años, “Ramah” de 13 y 14 años, y la Escuela de Madrijim, propuesta por excelencia de Mi Refugio, para adolescentes de 15 y 16 años.
Desde hace tres meses, estas propuestas se han abierto de forma gratuita para cualquier familia cuyos miembros asistan a escuelas, templos, centros culturales, o clubes afiliados a la DAIA, pues Mi Refugio lanzó el programa “Sumate” para sostener y afianzar su identidad judía, invitando a estas familias a concurrir a este country ubicado a solo 40 minutos de Capital Federal.
Las actividades de los grupos de Juventud, que se desarrollan durante todas las tardes de los sábados, y sus noches hasta las 23 horas en el caso de “Atid” y los adolescentes, junto a diversos talleres culturales y artísticos los días domingos, se combinan con la práctica del deporte bajo distintas categorías etarias desde los cuatro años en fútbol para los hombres y en hockey para las mujeres, todo lo cual conforma un fin de semana pleno de actividades sociales, culturales y deportivas para los hijos de las familias que concurren a este country.
Para llevar adelante estas propuestas para los chicos y adolescentes, Mi Refugio cuenta con un staff de 60 profesionales entre los cuales se encuentran profesores de educación física, maestras jardineras, psicólogos, y 24 madrijim egresados de la Escuela de Mi Refugio.
Según señala Denise, quien llegó al country como profesional y luego lo eligió para toda su familia, “lo que buscamos es combinar a profesionales de la educación con madrijim, para que la dos partes se nutran entre sí, y se logre combinar una guía fundada en valores del judaísmo con la solidez de la pata profesional, ya que la estructura, coordinación y dirección son exclusivamente profesionales”.
En este sentido, la profesora Natalia Kusminsky, directora del Departamento de Juventud, agrega que la actividad de estos profesionales no se limita a los fines de semana, pues “el equipo de coordinación se junta cada 15 días para planificar, evaluar y reflexionar sobre el desarrollo de las actividades, mientras que todas las semanas el staff general se reúne para elaborar las nuevas propuestas, además de las reuniones permanentes que se realizan entre coordinación y staff para evaluar el desarrollo de las actividades, porque si bien se trata de educación no-formal, en nuestra concepción la misma no es menos importante que la formal, por lo que se toma con la misma seriedad”.
La integración de los nuevos chicos y adolescentes
Muchas veces, el arribo de un niño o adolescente a un grupo de pares ya constituido, plantea dificultades de integración para estos jóvenes. Según Natalia, la experiencia en Mi Refugio “es super-positiva, la integración suele fluir muy naturalmente, en parte porque ya están muy trabajadas este tipo de incorporaciones, y en parte porque también está trabajado en los chicos el tema de la inclusión desde múltiples perspectivas, con lo cual los grupos suelen hacer participes a los nuevos”.
Denise agrega que incluso esto se ve en las situaciones de chicos con capacidades diferentes, “quienes participan de las actividades como todos, teniendo en cuenta sus particularidades”, añadiendo que “es cierto que a medida que los chicos son más grandes esto implica más trabajo profesional, lo cual puede incluir la necesidad de ir a buscarlos a sus casas, algo que a veces se hace en forma grupal con sus pares, previa conversación con los padres y de los madrijim con los chicos en forma individual”.
De acuerdo a las profesionales, este abordaje implica que los chicos y adolescentes tampoco sean marginados por no tener aptitudes para el deporte, ya que, según Denise, “el no jugar bien un deporte no es un problema, la filosofía de Mi Refugio no pasa por medir el nivel de técnica sino de compromiso y esfuerzo, por lo que está garantizado que todos los que entrenan pueden ser parte del equipo, sobre todo en las categorías de los más chicos, que tienen un espíritu menos competitivo.
Pero además, todos los niños y adolescentes que practican deportes vienen a las actividades del Departamento de Juventud, lo que sumado al hecho de que los profesionales de Deporte y Juventud trabajan en conjunto, provoca que sea muy raro que no se produzca una integración, salvo en casos muy particulares donde se trabaja de forma individual con los jóvenes y con los padres”.
Valores judaicos
Como en las demás áreas de Mi Refugio, las tradiciones y valores del judaísmo resultan un eje central en el desarrollo de las actividades. En el caso de Juventud ”todas las actividades incluyen la transmisión de valores universales desde la mirada judía”, resalta Natalia, y detalla que se realiza además un intenso trabajo un mes antes de las celebraciones de Pesaj y Rosh Hashaná para conocer sus fuentes y tradiciones, así como para participar activamente del festejo que realiza el country para todos sus miembros.”
En el último seder, fue muy emotivo observar a todos los profes y madrijim llevando adelante un baile especialmente preparado para los chicos. Ver sus caras de felicidad, y la de los chicos cuando se unieron al baile y al festejo, observar a esos niños y adolescentes crecer tanto, fue muy conmovedor”, remarca Denise, al tiempo que Natalia agrega que “allí se podía ver ese sentido de pertenencia que se gesta, una sentido de pertenencia inclusivo, bien entendido”.
Quienes deseen tener mayor información sobre las actividades que sus hijos pueden realizar en Mi Refugio, así como de todos los aspectos del programa “Sumate”, pueden comunicarse al 4295-8550 Int.2 o bien enviar un mail a [email protected]